Sunday, October 7, 2012

Dia 7 Seguridad privada: la tabla de salvación

Bartolomé Justiniano Oliva no es policía, pero tiene a su cargo velar por la seguridad de las personas desde hace más de 20 años, prestando servicio de vigilancia privada en calles, empresas, comercios y condominios. "Dios no quiso mandarme la muerte", dice Bartolomé, de 60 años, al recordar la tarde del 8 de mayo pasado, cuando sorprendió a tres delincuentes armados en la calle los Junos de la avenida Alemania robando una llanta de un vehículo de lujo, estos, en su afán de amedrentarlo, le dispararon a matar con un arma calibre 9 milímetros, cuyo proyectil se le alojó en la cintura y le provocó vacaciones forzosas de 30 días hasta su completa recuperación. Hoy se lo ve lúcido y destacando la importancia de ser sereno o guardia de seguridad.

Justiniano forma parte de la extensa lista de los trabajadores informales en el rubro de la vigilancia por cuenta que no se encuentras registrados, al igual que ciertas empresas de vigilancia en la Jefatura de Control de Empresas de Seguridad Privada.

Carmelo N.N., de 45 años, trabaja resguardando una cuadra en la zona de El Plan Tres Mil. Explicó que decidió independizarse hace tres años porque la empresa de seguridad para la cual trabajaba no le reconocía pasajes, almuerzo, horas extras y ni siquiera le asignaba un día de descanso. "Me fui a ofrecer mis servicios por intermedio de una señora que le habían robado en su casa y me contrataron. Sé que los vecinos de toda la cuadra se acuotan para reunir mi sueldo cada fin de mes. No me quejo, estoy bien y ante cualquier sospecha llamó a la Policía", aseguró.

Justificó su informalidad, dijo que buscó el trabajo por cuenta propia y que no piensa registrarse en la Policía porque de seguro le va a significar un aporte extra de su salario. "A quienes deberían registrar es a las empresas de vigilancia privadas que no están registradas ni autorizadas a operar. Ellos son quienes generan dinero extra, nosotros no", puso en tela de juicio el trabajador.

La inseguridad como un negocio. En Bolivia, desde hace 10 años, la presencia de guardias de seguridad privada o comúnmente llamados "serenos" ya forman parte del paisaje urbano de ciertos departamentos. El creciente descrédito de la Policía y la multiplicación de los delitos inducen a las personas a buscar protección de agencias privadas, ya sea en empresas legalmente establecidas o en personas que se ofrecen como vigilantes de cuadras.

De acuerdo a los últimos datos que maneja este ente regulador que depende única y exclusivamente de la Policía boliviana, en Santa Cruz existen al menos 100 empresas de vigilancia ilegales y solo 14 están autorizadas con licencia de funcionamiento nacional para prestar este servicio. Su demanda cada vez es más grande, a pesar de que hace unos años se comenzó a extender la idea de que los guardias de seguridad serían cada vez más prescindibles y que poco a poco serían sustituidos por la tecnología (rastreo satelital, sensores, cámaras de seguridad, entre otros), que avanzaba más rápido y es más eficaz. Sin embargo, los detalles del crecimiento desmesurado de este digno oficio encontraron un terreno favorable en la inseguridad, pero también se ha convertido en un paliativo del desempleo debido a que recluta personas de todas las edades.

Para Ever Muñiz, gerente propietario de la empresa de seguridad y vigilancia "San Jorge", la creación y el incremento de empresas de vigilancia privada se debe a la tasa delincuencial que mantiene amenazada a la población por los constantes robos y asaltos a mano armado.

"Hay la competencia que va en desmedro de las empresas legalmente establecidas. En la ciudad hay muchas empresas fantasmas que prestan servicio sin la autorización del Jedecoes", consideró el coronel retirado, coincidiendo que este rubro ha tenido un demanda considerable los últimos años en la ciudad. Varias empresas que fueron consultadas por este diario mediante las páginas amarillas de Cotas se excusaron de hablar del crecimiento del sector y su importancia en el medio.

Aportan a la seguridad. Guillermo S.L., de la empresa de vigilancia Serberus S.R.L., que tiene a su cargo la vigilancia de un cuadra atrás de la cancha La Bombonera , ubicada en la zona norte, por la Ucebol, cree que su trabajo de alguna manera contribuye a la seguridad ciudadana.

"Es una responsabilidad enorme que asumimos la de vigilar que todo esté en orden. Además de ocuparse que no se produzcan actos violentos ni hechos de delictivos en nuestra fuente laboral", destaca el joven trabajador de 22 años. No hay feriado ni descanso, quien se mete a este rubro sabe que debe cumplir su trabajo haga sol, truene o llueva.

Mientras que para Emeterio Limache, de la empresa "G 4", la labor es bastante arriesgada, pues su única arma de defensa es un tolete de madera. El cochabambino que trabaja dos años y medio como guardia privado cree que el rubro de la vigilancia contribuye de cierta forma a la seguridad ciudadana, porque ellos están facultados para arrestar a personas que son halladas in fraganti robando para entregarlas a la Policía.

Según Aldo T. C., guardia de seguridad nocturno de un barrio residencial de la zona sur que pidió no revelar el nombre de la empresa a la cual presta servicios, "la seguridad privada se ha vuelto una necesidad, tan vital como contar con agua, teléfono y energía eléctrica", indica. El hecho de que haya serenos informales a quienes no controlan las empresas de seguridad dice que no le afecta para nada porque si uno busca trabajo lo hace por necesidad. Los informales desconocen si serán tomados en cuenta en el artículo 56 de la nueva Ley del Sistema Nacional de Seguridad Ciudadana que obligará en máximo de tres meses registrarse obligatoriamente.

Según Juan Carlos Galarza, experto en seguridad ciudadana, dependiendo del escenario este gremio contribuye para varios fines. Esencialmente tienen un papel disuasorio (prevención secundaria); es decir, su sola presencia significa riesgo para un potencial delito (tiendas, supermercados, estacionamientos, etc.). En otros escenarios, pueden contribuir a la contención del delito (mercados populares, ferias, serenazgo, etc.). Es decir, pueden realizar "arrestos ciudadanos" para luego trasladar a las autoridades a posibles delincuentes descubiertos en delito flagrante (Art. 23 Inc. IV. NCPE).

Más guardias que policías. En el departamento de Cochabamba, la expansión de las empresas de seguridad privada se disparó al extremo que hay 3 mil guardias particulares, mientras que la cantidad de policías alcanza a 2.500 en la guarnición de ese departamento, según los registros de la Jefatura de Control de Empresas de Seguridad Privada (Jedecoes). Los 3 mil vigilantes están agrupados en 52 empresas de seguridad, de las cuales solo 20 están habilitadas para operar tras haber obtenido la resolución de funcionamiento. En Santa Cruz, no hay cifras oficiales de que ocurra la misma figura, aunque el crecimiento del sector formal e informal aumentó.

Guardias formales e informales, obligados a registrarse

El viceministro de Seguridad Ciudadana, Henry Baldelomar, reconoció el crecimiento desmesurado de este sector, particularmente en Santa Cruz. Sin embargo, aclaró que todas las empresas legalmente constituidas o no tendrán la obligación de registrarse a la Ley del Sistema Nacional de Seguridad Ciudadana en la Jefatura Departamental de Control de Empresas de Seguridad Privada (Jedecoes) de los nueve departamentos. Con relación a los vigilantes informales que buscan trabajo por cuenta propia, no se tiene una cifra aproximada de guardias existentes en Santa Cruz, pero se cree que se encuentran en el mismo número de funcionarios de las empresas existentes.

"Todo el servicio de seguridad privado va a tener que ser regulado y la Policía va a tener que otorgar las autorizaciones pertinentes para que estas empresas de vigilancia puedan brindar autorización, tanto las integradas por varios empleados o unipersonales", advirtió la autoridad de Gobierno.

Corren los plazos para registrarse. Baldelomar indicó que hasta principios de este mes el Jedecoes está en la obligación de reglamentar el servicio de seguridad privada. Sobre los costos que cada empresa deberá asumir, afirmó desconocer pero estará en la nueva reglamentación que involucrará la otorgación de la licencia y renovación de las mismas. "Una vez que la ley esté reglamentada se va a proceder a legalizar, retirar o sancionar a quienes estén prestando servicios sin autorización", expresó. Entre las obligaciones que tendrán las empresas con la Policía están brindar acceso a las filmaciones y hacer uso del sistema de monitoreo de su sistema de vigilancia en caso de que ocurra un hecho delictivo y como punto principal la negativa de portar y utilizar armas.

El subcomandante de la Policía Departamental, coronel Guido Arroyo, indicó que todas las empresas sean pequeñas o grandes están en la obligación de registrarse en el Jedecoes del Comando Policial. La autoridad cree que la proliferación de los vigilantes, que han tomado las calles en Santa Cruz, se debe a que el departamento viene creciendo desmesuradamente. "La migración nacional e internacional hace que crezcan mayores fuentes de trabajo y la proliferación del gremio", estableció.

El radialista Pablo Revolledo, que conduce el programa "Guardianes de la Noche" por radio Marítima, considera que la vigilancia de hoy no se asemeja a la de años anteriores. Los mejores han emigrado a España en busca de mejores ingresos. Hoy, para que un guardia de seguridad se destaque en su función laboral, debe ser capacitado, aspecto que las empresas de seguridad no toman en cuenta y han transformado esta gremio en el negocio de las empresas. "Nadie se ocupa de los guardias. Hay muchos que no están preparados en este oficio que viene desde el tiempo de la colonización", dijo Revolledo.

Desconocimiento de la normativa. Ocho de cada diez guardias que trabajan por cuenta propia consultados por este medio desconocen la medida y dicen no estar de acuerdo a someterse a este régimen. Luis Alberto C.J., de 48 años, que percibe un sueldo de 1.200 bolivianos mensuales por custodiar un comercio en la zona de El Plan Tres Mil, fue tajante al señalar que sería ilógico que los obliguen a registrarse, porque ellos no están administrados por empresas de seguridad, agregando que si se independizaron fue por ganar un poco más de dinero para evitar los descuentos. "No lo veo prudente que vayamos personalmente a registrarnos. Además, si la ley, como usted dice, nos va a obligar a uniformarnos, esto implica una gasto extra de nuestro bolsillo. Lo que sí podemos acordar es llevar credenciales", precisó. De su lado, Aníbal Cortez, otro guardia informal de la zona de Los Lotes, criticó la medida, pues sus ingresos apenas alcanzan para alimentar a sus familias. "Deberían haber tratado la situación de los guardias informales. Nuestro gremio ha crecido mucho, pero no obligarnos a registrarnos con nuestro dinero", indicó.

Solo deben llevar toletes y pito. La Jefatura de Control de Empresas de Seguridad Privada (Jedecoes) prohíbe a los guardias de seguridad privados el uso de manillas de arresto, gases lacrimógenos, chicotes, bastones de metal, conductores eléctricos (“toritos”) y nunchakus (armas de artes marciales de dos palos unidos por una cadena). Solo les es permitido que los funcionarios de las empresas usen bastones de madera y pitos en casos de emergencia. Además que estará prohibido llevar vestimenta similar a la de la Policía o Fuerzas Armadas.

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