Thursday, June 13, 2013

10 años sin hallar a Aldo Velasco

En mayo pasado se cumplieron 10 años de la desaparición de Aldo Jhonatan Velasco Ayala, joven que desapareció en Cochabamba el día en que fue a realizar un trueque de vehículos.

El estudiante, de la carrera de Derecho de la Universidad del Valle, tenía 21 años cuando desapareció. Además de sus estudios, se dedicaba a la compra y venta de autos.

El 14 de mayo de 2003 fue visto por última vez cuando salió de su domicilio a las 20:30 horas para realizar el trueque de su camioneta. Ese día llevaba 6.500 dólares.

Según sus familiares, el joven iba a un encuentro con José Tapia y un contacto de Santa Cruz de nombre Aldo Giovanoli. Antes de salir de su casa recibió dos llamadas a su celular de esas dos personas. El trueque lo iba a hacer con Giovanoli, quien le entregaría una vagoneta Mitsubishi modelo 2002 por su camioneta Chevrolet G-5.

Las dos llamadas que recibió eran para confirmar si tenía el dinero y si su vehículo estaba en buenas condiciones, comentó la madre del desaparecido.

Ella señaló que su hijo no tenía enemigos y que había incursionado en el negocio de compra y venta de autos a su retorno de Chile, para sustentar sus gastos universitarios.

Ese día él salió bien vestido porque estaba feliz de subir a un auto como el que iba a obtener con el trueque. El encuentro se debía realizar cerca del supermercado IC Norte de la avenida D’Orbigny”, contó la madre.

El día de su desaparición la novia de Aldo, Nilda Montaño, fue quien se percató de que algo sospechoso pasaba con él.

La pareja tenía una cita esa noche, pero Aldo nunca apareció. Luego de llamar varias veces a su celular, la joven lo buscó en su casa cerca de las 23:00 horas y sus familiares tampoco sabían donde estaba.

Después de esa noche, la búsqueda de Aldo se realizó de manera incesante por parte de los familiares, sobre todo, su madre y hermano.

José Tapia se desvinculó del caso declarando a la Policía que ese día no pudo contactarse con “Aldo” porque fue a La Cancha a comprar material escolar para su hija.

Aseguró a la familia que no tenía nada que ver en la desaparición del joven y proporcionó el teléfono de Giovanoli, a quién había conocido en la feria de venta de autos.

La madre se contactó con Giovanoli cuando éste ya se encontraba en Montero y le contestó que Aldo nunca llegó a la cita.

La mujer indicó que su hijo no conocía a Giovanoli y que todo el contacto para la transacción lo había realizado José Tapia.

Luego de esa llamada Giovanoli no volvió a contestar su celular ni se supo nada más de él.

Durante los primeros meses de su desaparición, la madre del joven denunció que el Ministerio Público no detuvo a nadie y no había avances en el caso.

Los familiares llenaron la ciudad con carteles que llevaban las fotos y datos de Aldo, lo buscaron en todo el departamento e incluso fueron a la carretera a Oruro guiados por pistas falsas que indicaban que el cuerpo del joven estaba allí.

En un principio se ofreció una recompensa de tres mil dólares para las personas que dieran datos de su paradero, sin embargo la familia sólo recibió pistas falsas, pues hasta el día de hoy ni Aldo ni el vehículo aparecieron.

La familia Velasco no pierde la esperanza y a la fecha continúa con la búsqueda.

Hace cinco años Alex Velasco, hermano del desaparecido que emigró a España, se contactó con este medio de comunicación para ofrecer a la población una recompensa de 10 mil dólares por datos acerca del paradero de Aldo, pero este intento tampoco trajo noticias a la familia.

Pese a que los años pasaron, la ausencia de Aldo entre sus seres queridos continúa causándoles sufrimiento.

“Queremos encontrarlo vivo o muerto, necesitamos la tranquilidad de saber que hemos dado con él y, de ser necesario, darle cristiana sepultura. A pesar de estar tanto tiempo en España y los años transcurridos, pese a tener una familia propia y mis hijos, no me cansaré de buscar a mi hermano. Mi vida está dedicada a eso”, sostuvo Alex Velasco en 2008.

Él y su familia coleccionaron una serie de recortes de periódico, apuntes y evidencias que se reunieron durante todo el seguimiento de las investigaciones.

Estos documentos son los únicos testimonios de la desesperación de una familia frente a la desaparición de un ser querido.

Este medio de comunicación indagó en qué situación estaba el caso en el Ministerio Público y en la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen, pero nadie supo dar referencias. El jefe de la División Homicidios, capitán Grevy Montaño, indicó que no conocía el caso y no había referencias de éste en su unidad.

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