Thursday, June 13, 2013

José Caro subió a un taxi y desapareció

Una de la madrugada del 1 de febrero de 2013: José Caro Javier, de 26 años, aborda un taxi en la avenida Simón López para dirigirse a la casa de su enamorada en Colcapirhua, y desaparece en el trayecto. Hasta el día de hoy no se conoce nada sobre su paradero.

El estudiante de noveno semestre de la carrera de Ingeniería Industrial, de la Universidad Mayor de San Simón (UMSS) había salido de su casa situada en Buena Vista al sur de la ciudad, al mediodía del 31 de enero, para asistir a sus clases.

Por la tarde había acordado encontrarse con sus amigos de la Facultad de Tecnología para celebrar la fiesta de compadres y compartir algunas bebidas.

Su enamorada, Verónica Reynaga, recibió un mensaje de texto en su celular, en el que José le decía que esperaba a sus compañeros en el centro de estudiantes.

Una noche antes, ella le había pedido al estudiante que no fuera con sus amigos porque no quería que bebiera, pero él insistió en hacerlo.

Pasadas las 16:00 horas del 31 de enero, José se reunió con varios amigos y se trasladó a un local en el municipio de Sacaba.

Cerca de las 19:00 horas se trasladó junto con su grupo de amigos a otro local en la calle España, al centro de la ciudad, donde continuaron compartiendo. Llamó a su enamorada y le dijo que no tenía mucha batería en su celular y que se contactaría con ella desde otro teléfono.

Durante tres horas más continuó bebiendo con sus amigos en este local de la ciudad, y posteriormente uno de sus compañeros ofreció su domicilio para seguir la reunión.

José accedió a la última invitación y llamó a su enamorada del celular de uno de sus compañeros, pues para esa hora la batería de su teléfono se había agotado.

En ese contacto telefónico José le dijo a su novia que iría a su casa a dormir porque estaba mareado y su domicilio quedaba muy lejos.

A las 00:30 horas del 1 de febrero José se comunicó por última vez con su hermano Omar, quien le ofreció recogerlo del lugar donde estaba. Sin embargo José le dijo que no se preocupara porque se iría al domicilio de su enamorada o se quedaría en la casa de su compañero a dormir.

Pocos minutos después llegaron los propietarios de la vivienda donde los jóvenes compartían bebidas alcohólicas y José, junto con dos de sus compañeros, decidieron salir a la avenida Simón López para tomar un taxi.

El propietario de la vivienda, situada a unas tres cuadras de la Simón López los llevó en su vehículo desde su casa hasta esta avenida.

En el trayecto, José les comentó a sus compañeros que se iría a la casa de su enamorada, en Colcapirhua, y abordó un taxi.

Desde ese momento ni sus amigos, ni sus familiares supieron más de él.
LA BÚSQUEDA

El 1 de febrero por la tarde, Omar se contactó con la enamorada de José para preguntarle si estaba con ella, pero ambos se sorprendieron al no saber del paradero del joven.

José Caro Mareño y Matilde Javier Arancibia, padres del joven desaparecido, son maestros rurales y solamente retornan a su domicilio los fines de semana, por lo que se enteraron de la desaparición de su hijo un día después, el sábado 2 de febrero.

La familia fue a sentar la denuncia de la desaparición ese mismo día a la división de Homicidios de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen, que abrió un caso por esa causa.

Sin embargo, Verónica, la enamorada, asegura que la Policía no se movilizó para realizar la búsqueda de José.

“No se hicieron entrevistas y tampoco la Policía fue a la casa de él o de sus amigos para investigar. Nunca se ha hecho la búsqueda, que nosotros sepamos”, mencionó.

Según la enamorada de José, la única ayuda que recibieron de parte de las autoridades fue la elaboración de un afiche con la fotografía del desaparecido y un requerimiento para sacar el extracto de llamadas de celular de una empresa telefónica.

Este extracto no dio ninguna pista porque el teléfono estaba apagado, por falta de batería, antes de que José desapareciera.

La familia emprendió su propia búsqueda y se movilizó el sábado 2 y el domingo 3 de febrero por varios sectores de la ciudad para tratar de encontrar pistas del desaparecido, pero no obtuvo resultados.

Incluso sus compañeros de la universidad salieron en grupos a realizar la búsqueda.

Los siguientes fines de semana, y por referencias de la Policía, los padres buscaron en ríos y lugares donde podían encontrar el cuerpo si es que José habría sido asesinado, pero no hallaron nada.

La pasada semana la madre recibió la referencia de una persona que le indicó que un joven igual a José fue visto en un local de Quillacollo.

Fue a buscarlo en todos los locales de ese municipio, pero sin resultados.
LLAMADA

La única pista que los allegados tienen de José es una llamada telefónica que se hizo desde Brasil.

El mes de marzo, Verónica recibió una llamada aproximadamente a las 23:00 horas a su celular.

“Estaba medio dormida y no entendí muy bien lo que la persona que me llamó me decía, sólo sé que hablaba en portugués y me preguntó si era Verónica, yo le dije que sí y luego colgó”, cuenta.

La enamorada de José indica que esa llamada le hace pensar que el joven desaparecido podría estar en Brasil.

Al día siguiente de recibir la llamada trató de identificar la procedencia de la misma, pero solamente pudo averiguar que el contacto fue realizado desde Brasil. El número tampoco pudo ser identificado.
PASIÓN POR EL FÚTBOL

El joven desaparecido es un futbolista apasionado.

Su hermano asegura que su deporte preferido era el fútbol y cada fin de semana, o cuando podía, acudía a jugar esta disciplina con sus amigos.

Entre lágrimas, su enamorada también recuerda que José es un joven tranquilo dedicado a los estudios y al deporte.
VESTIMENTA

El día en que el universitario desapareció vestía una polera celeste con blanco, a rayas, un pantalón vaquero y una chompa negra con franjas de color rojo en los brazos.

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