Monday, September 29, 2014

Fiestas en El Abra, derroche al estilo de los narcotraficantes

¿Cómo son las fiestas de los narcotraficantes en cualquier parte del mundo? Por todo lo que se ha escrito y visto, a través de los medios de comunicación, estos festejos se caracterizan por una ostentación de poder y un derroche de riqueza para agasajar a los amigos e impresionar a los enemigos.

Lo mismo ocurría dentro del penal de El Abra. El capo y su séquito organizaban todo de manera que los invitados sean muy bien agasajados y sus enemigos sepan quién manda en el lugar.

La fiesta de Urcupiña, supuestamente católica y religiosa, fue utilizada por la mafia delegada durante varios años, para demostrar su poder y su riqueza. Éste es el testimonio de un músico que tocó en la fiesta de 2013, que vale la pena ser leído in extenso:

"El año pasado fuimos con mi grupo a tocar en El Abra, justamente para esta fecha y evento de Urcupiña. Fui testigo de muchas atrocidades. Primero, el ingreso es difícil pero no tanto por los policías, sino por los reos, quienes en una segunda garita son los que reciben lo que pasa por la de los policías. Los guardias simulan que revisan, pero solamente nos ingresan a gabinetes para aparentar un control.

Una vez que ingresamos, adentro, vimos que los bailarines danzaban con una amplificación.

Nosotros y otra orquesta tocamos después y me sorprendió el equipo de sonido que nos dieron. Nosotros pedimos lo básico, tratándose de un penal, pero allí tenían un equipo de sonido impresionante. La música se escuchaba a varias cuadras a la redonda.

Mientras tocábamos casi al finalizar la tarde, vi que el alcohol era lo que más abundaba y no solo en cantidad sino también en calidad. Habían botellas de ron Abuelo de las grandes, pata de elefante, whisky Johnnie Walker, vodka, lo que a cualquiera se le antojara. Ariel Tancara me pidió, en persona, que le dedique todas las canciones a él, pues me repitió que era quien mandaba en el penal y me advirtió que si yo hacía eso, podía contar con todo su apoyo, tanto dentro del penal como afuera.

Mientras me hablaba miré a su alrededor y me di cuenta que realmente era el mandamás. Había una especie de mesa principal donde estaban él y sus delegados más cercanos.

Sobre esa mesa había armas de fuego de grueso calibre (escopetas, metralletas automáticas, pistolas medianas) a la vista de todos. Los policías no decían ni pío.

El Pilas y El Tovar estaban a su lado y eran quienes distribuían el trago y los sobres de droga a algunos reclusos que venían de manera directa a pedirles ‘su comisión’. Conforme avanzaba la noche El Tancara me prestó su celular para que llame a mi esposa y le diga que me iba a quedar hasta más tarde. ‘Dile que yo te estoy ordenando que te quedes’, me dijo. Yo fingí que llamaba. Mientras tanto, escuché cómo ellos dominaban a los internos. Hablaron de un nuevo reo que acababa de entrar en el penal.

El Tancara les ordenó al Pilas y al Tovar: "De una sáquenle 5 mil, esas mier... que él ha hecho cuestan caro aquí y por si no amolla métanlo con el (un apodo) para que le haga un moldecito (abuso sexual)".

También escuché decir que un cabo de Policía tenía que darle un informe de lo recaudado de las entradas y les ordenó que lo que sobre del dinero, se lo den como regalito al cabo. Me dio miedo y quise escabullirme, pero El Tancara se dio la vuelta y me invitó a conocer la cárcel. Designó a otro para que me acompañe. Él también estaba armado, pero con un arma pequeña. Fui por curiosidad y a los que preguntaban quién era yo, mi guía les decía que yo era protegido de El Tancara, integrante de una orquesta.

Una vez dentro de las celdas, que están en la parte inferior donde se encuentra un café y un billar, vi televisores plasma grandes, de 36 y 52 pulgadas. Existen más de 30 antenas satelitales en los techos. Pasamos por unas celdas cerradas y se oía gritar a mujeres adentro. Parecía que habían orgías ahí. Los otros reclusos que controlaban los pasillos también tenían armas pequeñas.

Después volvimos al patio. El Tancara estaba en el escenario y por micrófono comenzó a insultar a otros reos diciendo que nunca lo iban a mover de donde estaba. Dio un par de disparos al aire con la pistola que el traía, su gente hizo lo mismo desde donde se encontraba.

Entonces vinieron policías y le dijeron algo a El Pilas que se acercó a El Tancara y quiso calmarlo, pero estaba muy borracho y nos insultó a todos, incluidos a los grupos musicales. La gente que lo cuidaba nos ordenó que nos vayamos rápido. El nivel de tensión que se vivía ahí era terrible", confiesa el músico que pidió la reserva de su identidad.

EXTORSIONES

Varias mujeres, entre ellas madres, esposas e hijas de internos denunciaron que las fiestas son otra forma de extorsión. Tancara les obligaba a alquilar trajes folclóricos por 150 bolivianos y, además, a dar una cuota para las bebidas, comida de los invitados, los grupos musicales. “Cada fiesta nos cuesta entre 300 a 500 bolivianos, nos tenemos que prestar dinero. A los castigados les hacen vestirse de mujeres con tangas, les humillan, todo es plata”, contó Dalia (nombre cambiado).

La ley no prevé fiestas y el Defensor pide su prohibición por peligrosas

¿Cuál es el objetivo de una cárcel en cualquier parte del mundo? Corregir, rehabilitar y restaurar a las personas que cometieron delitos para que cuando salgan en libertad puedan empezar una nueva vida. Para ello, los internos deberían estudiar, trabajar, tener espacios de reflexión, orientación, de crecimiento cultural y espiritual.

La Ley de Ejecución Penal 2298 prevé que los reclusos tengan acceso a programas de educación complementados con actividades culturales, deportivas y de recreación y artísticas fomentadas por la administración penitenciaria.

Pero, ¿qué se entiende por actividades de recreación y artísticas? Con seguridad, y aplicando el sentido común, no se refiere a fiestas donde corren el alcohol, las drogas de todo tipo y donde se colocan las armas sobre la mesa, para ostentar el poder.

Tampoco hacen referencia a eventos organizados para seguir extorsionando a los internos que deben costear los trajes, la comida, las bebidas, los afiches, y la contratación de mariachis, orquestas, amplificación y otros grupos musicales de moda.

PIDEN PROHIBICIÓN

El representante departamental del Defensor del Pueblo, Andrés Cuevas, pidió públicamente que este tipo de fiestas sea prohibido por el Consejo Penitenciario, tomando en cuenta que al margen de las extorsiones que generan, son peligrosas por varios factores como la falta de seguridad policial, de control en el ingreso de armas, alcohol y drogas, la ausencia de cámaras que funcionen, además del riesgo que significa para los visitantes ser víctimas de ataques entre los internos, tal y como ocurrió el domingo 14 de septiembre, cuando dos mujeres resultaron gravemente heridas y un bebé en gestación fue asesinado.

Las actividades culturales destinadas a reflexionar, recrear y orientar a los reclusos deben tener otro enfoque que debe ser discutido por todos los miembros del Consejo Penitenciario para garantizar la rehabilitación, no la corrupción.


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