Monday, September 29, 2014

Lucifer: “Ni la muerte me puede parar y si viene es bienvenida”

Un mes y medio antes de la tragedia de El Abra, Sergio Arze Araníbar, alias El Lucifer, grabó un rap que ya está en Youtube. Su tema, Prendan Blones, cuenta parte de su vida y es un desafío a la muerte. Un desafío que Arze perdió el 14 de septiembre, cuando un grupo de reclusos del penal lo linchó, luego de acusarlo de ser uno de los sicarios que mató al exdelegado general Ariel Tancara.

El video del rap www.youtube.com/watch?v=H1HMgnW9K7k fue subido el 30 de julio al internet. “Una parte del rap dice textualmente: “A mí no me para nadie, ni la muerte, que se muere ella primero… Si la muerte me sorprende que sea bienvenida, que ataque duro y siempre lucharé por mi vida, no es fácil que venga y que avance sin querer dejarme chance, yo no muero, hice un pacto con papá y fui sincero, mostrarme la salida, si salía yo del hierro, me cuida desde arriba, me levanta de mil caídas, dice, siga al frente, la música es tu única arma fuerte, no voy a detenerme, hasta que estés parqueao con vida, pasión por la familia, gente que maldecía, pronto cogerán envidia porque yo cambié la mía, hice todo lo que quería. Sigo, sueno exclusivo, el más crudo y agresivo, cojo el reflejo al espejo y yo mismo me envidio al saber que pa sufrir y triunfar yo he nacido”.

Sergio Arze creció viendo a su padre ejercer violencia física y psicológica sobre su madre. Incluso con un arma de fuego. Su familia se disolvió y él se fue con su madre a Estados Unidos, a los 11 años. Allí, ella rehízo su vida y le dio otros hermanos, pero Sergio no superó la violencia vivida y buscó identidad en la calle, en el rap, en la pandilla Mara Salvatrucha 13. Se volvió duro, “crudo y loco”, como él mismo se definía en sus composiciones. “Sueno fuerte porque todo lo que escribo lo he vivido y es real… llegó el más crudo, el hijo de p… el loco que la carga sin seguro”, se describe.

También habla del dinero y del encierro. “La razón principal por la que todo el mundo mata y arrebata la alegría, de la gente que un día, un sueño tenía y quería, sin pensar que por la plata yo pude perder la vida… y no me niego, también soy un fanático del dinero y de la fama, un guerrero que se vive la película, la calle me llama, me dicen vuelva aquí papi, meta, se le extraña, pero en mi mente están los recuerdos de telaraña, años gastados, perdidos en un nido del olvido, resentido con el mundo he aprendido que en el frío nadie te tiende esta ropa, solo te queda conservar la mente sana y choca que te juzguen porque fumes marihuana y la ropa que tú andas que está escandalosa, cosa que nada que ver, falta ver los corazones, son dueños de las traiciones, ni sueñes que te perdone… y el que quiera joder, en primera clase es el pasaje sin regreso en este viaje”.

En 2006, Sergio Arze fue deportado de los Estados Unidos porque fue sorprendido en un robo perpetrado con la pandilla MS13. Al llegar a Cochabamba se integró en el grupo Adictos Al Sexo (ADX) y su fama se hizo viral en los colegios, no solo por el tatuaje que cubría su pecho y un brazo, sino por su ferocidad. Los adolescentes lo admiraban como a un ídolo por sus “hazañas” en el asalto de tiendas, a transeúntes. Le disparó a un joven que se atrevió a mirar a su acompañante femenina.

El 20 de abril de 2008, Sergio Arze mató a dos personas en El Prado. En su intento de matar a dos rivales de otro grupo, conocidos como El Vikingo y El Rasco, Arze disparó desde la jardinera central de la avenida Ballivián y una de sus balas le arrebató la vida a la azafata Vanessa Vega que entraba en una discoteca con sus amigos. Jaime Pérez, el amigo de Lucifer, corrió a calmarlo para que no siguiera disparando, pero éste le dio dos tiros en el vientre y lo mató también.

Veinte años de cárcel fue la sentencia que Sergio Arze obtuvo el 20 de agosto de 2009 por el doble crimen. Ingresó a la cárcel de San Antonio donde sufrió una fractura en la pierna y el tobillo tras pelear, supuestamente, por el poder dentro del penal. El dijo que se había caído.

Fuentes de Inteligencia advirtieron que integrantes de la pandilla de El Lucifer planeaban ayudarlo a huir de San Antonio luego de robar un vehículo. Internos de San Antonio se amotinaron y denunciaron que eran extorsionados por varios reclusos entre los que identificaron a Arze. El Lucifer fue trasladado a El Abra. Contrario al poder establecido, se hizo tatuar una frase en la espalda: Fuck da Police (que se joda la Policía). Según algunos internos, era afín al grupo de Ariel Tancara y ayudaba a controlar el ingreso de visitas. Algunos reos lo describieron como un hombre abusivo y soberbio. De una primera relación sentimental tuvo dos niñas, hoy de 5 y 3 años. Después comenzó a enamorar con una joven que lo visitó asiduamente en el penal. Con ella tuvo un hijo varón que debe tener algo más de un año y que físicamente es idéntico a su papá.

Lucifer abrió una cuenta en Facebook como Sergio Arze, pero, en 2010, después que se hizo público su acceso a internet desde la cárcel, dejó de alimentarlo. En enero de 2011 abrió otra cuenta de Facebook con un seudónimo que este diario no revela para proteger las identidades de su pareja y su hijo, con los que aparece en varias fotografías.

Personas allegadas a Sergio Arze aseguran que hace un mes, él le pidió a su tía, que lo visitaba en el penal, que “si le pasaba algo dentro de El Abra, se encargue de proteger a su hijo”, como si se anticipara a lo que le iba a ocurrir.

Los internos creen que él fue uno de los seis encapuchados que, después de las diez de la noche, mató a El Tancara o al Pilas y le disparó a otros. Suponen que fue a cambiarse a su celda y volvió al patio donde los internos estaban reunidos preguntándose quiénes eran los sicarios. Lucifer trató de culpar a los reclusos chilenos, pero mientras hablaba, gesticulando, el canguro que vestía se levantó y quedó en evidencia un arma de fuego.

Los internos lo acusaron y Lucifer desenfundó el arma que tenía para empezar a disparar contra quienes avanzaban hacia él para desarmarlo. A Johnny Villarroel le dio varios tiros hasta dejarlo parapléjico. Los internos lo persiguieron mientras corría y Lucifer cayó a una cuneta en uno de los pasillos. Allí fue linchado brutalmente. Su cadáver tenía más de 60 cortes de cuchillo y de listones rotos a manera de punzones en la espalda y el pecho, como si los asesinos hubiesen querido destruir los tatuajes que se habían multiplicado y presumía dentro del penal. Fue golpeado con enormes piedras y ladrillos en la cabeza. “El Lucifer se murió en su propio infierno”, mencionaron los reclusos durante un motín posterior. Pero Sergio Arze no murió, lo mataron. Su madre llegó de Estados Unidos y después de las pericias forenses de rigor, cremó los restos del rapero y se los llevó al país del norte, de donde había sido expulsado.


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