Sunday, December 14, 2014

El “viguetero” engañó a más de un centenar de personas


El embaucador ofrecía viguetas y otros materiales en construcciones. Pedía adelantos y luego desaparecía con el dinero. Estafó más de medio millón de bolivianos. Publicaba también anuncios en los periódicos. Ahora, el acusado está detenido en la cárcel de El Abra y las múltiples víctimas de sus engaños continúan apareciendo.

Con cerca de medio millón de bolivianos estafados a 73 personas, M.C.P., de 50 años, es el timador más grande que la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (FELCC) ha detenido en las dos últimas gestiones. Era buscado desde el 2008, cuando empezaron a registrarse las denuncias en su contra.

Para captar a sus víctimas, M.C.P. se paseaba por las construcciones de edificios, casas, tiendas y otros, ofreciendo viguetas a bajo costo, además de otros materiales como cemento, yeso y fierros.

Su modus operandi era el mismo en todos los casos. Se acercaba a los propietarios de las construcciones o a los contratistas y les decía que tenía material a bajo costo para la venta.

Claudia (nombre que protege la identidad de la víctima), fue una de las estafadas. El año 2012, cuando hacía construir su vivienda en la avenida Segunda Circunvalación, M.C.P. entabló conversaciones con los albañiles encargados de la obra. Ellos le dijeron al estafador que no sabían nada acerca del material que iban a usar y que debía conversar con la propietaria. Le dieron la dirección del domicilio donde vivía Claudia y M.C.P. la fue a buscar. Allí le ofreció las viguetas, cemento y fierros a bajo costo.

"Este señor tenía una facilidad de convencer e hizo que lo aceptara", afirmó la víctima.

Para convencer a la mujer, el embaucador se dio a la tarea de medir la construcción y le pidió, como adelanto, la suma de mil bolivianos. Al día siguiente le pidió otros 6.500 bolivianos y le entregó un contrato de compra y venta. Desde ese día Claudia no lo volvió a ver más.

Cada vez que lo llamaba, él se burlaba. La víctima llegó al extremo de tener que ir a buscarlo disfrazada para que no la reconociera. Fue en reiteradas oportunidades a una supuesta fábrica situada en el kilómetro 5 de la avenida Villazón, sin embargo, nunca lo encontró.

Pasaron dos años desde la estafa para que Claudia volviera a ver a M.C.P. en los medios de comunicación. La noticia de que había sido detenido la alertó y de inmediato fue a sentar la denuncia en la FELCC.

MÚLTIPLES VÍCTIMAS

Así como Claudia, otras 72 personas formalizaron su denuncia contra el estafador desde 2008 en la División de Económicos Financieros de la FELCC.

Después de su detención, el 21 de octubre, en el penal de El Abra, donde ahora se encuentra recluido el estafador, aparecieron otras 30 víctimas, que formalizaron sus denuncias en la Fiscalía.

Pero ésa no era la única forma de operar del estafador. Además de hacer un recorrido por las construcciones, él publicaba anuncios en los clasificados de periódicos, donde ofrecía el material a bajo costo.

Sin embargo, son pocas las víctimas que cayeron de esta forma, explica el investigador del caso, sargento René Montaño.

LA INVESTIGACIÓN

La captura de este estafador fue una de las más importantes, según la Policía.

Durante meses se realizó un trabajo de monitoreo de las llamadas que realizaba el delincuente.

El hombre no cambiaba su número de celular, pero registraba en el mismo los teléfonos de todas las personas a las cuales había sonsacado los dineros, para no contestarles, cuando lo buscaban para reclamarle.

Sin embargo, las llamadas que él realizaba a sus víctimas fueron investigadas. En todos los casos usaba distintos teléfonos de la zona donde vivía, por lo que la Policía hizo un seguimiento de los lugares desde donde salían las llamadas hasta que lograron ubicar su domicilio.

Lo detuvieron y poco a poco las víctimas fueron sumando.

La Policía calcula que estafó más de medio millón de bolivianos, porque según el tamaño de las construcciones iba pidiendo distintos montos de dinero que oscilaban desde los 1.000 hasta los 20 mil bolivianos.

Los investigadores descubrieron, además, que el estafador había montado en una propiedad una especie de negocio para hacer creer a sus víctimas que sí fabricaba las viguetas. Allí colocó un letrero que anunciaba la venta de este material, pero adentro no había nada.

El investigador de la División Económicos Financieros sargento René Montaño señala que cuando las víctimas buscaban a M.C.P. encontraban la vivienda con el letrero, pero nunca lograron ingresar adentro, donde no había ningún material a la venta.

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