Monday, July 4, 2016

Evolución de un transgresor

La familia, como primer grupo social en el periodo de formación de la personalidad del joven, tiene gran parte de responsabilidad en el proceso en que una persona pasa a convertirse en un antisocial. La psicóloga forense, Lorena Cox brinda el análisis sobre los cambios en la vida de un adolescente y los efectos hasta su juventud.

P. ¿Cuál es la edad más crítica en la que un joven podría empezar a delinquir? ¿Por qué?

R. Tomando en cuenta que la personalidad se forma aproximadamente hasta los 21 años, determinando características y rasgos en un contexto familiar y social, la edad más crítica inicia en la adolescencia hasta los 21.

P. ¿Cómo se origina una actitud delincuencial en un joven?

R. Es justamente durante la adolescencia y la juventud que, como personas, atravesamos por procesos muy complejos de formación de la personalidad. No solo en la parte fisiológica (hormonal) sino también en la social y psicológica, que devendrá de la familia, donde generalmente existen encuentros emocionales por la falta de aceptación que tiene de manera general el adolescente.

En ausencia de una familia que pueda sustentar el desarrollo de la personalidad del adolescente de manera equilibrada, es que se recurre a grupos humanos para ser sustentados, apoyados y aceptados en su personalidad.

P. ¿Cómo se reconoce cuando una persona ha asumido una actitud delincuencial? 

R. Dentro sus características de personalidad se puede encontrar que son personas que presentan terquedad, mal humor, resistencia a la norma y autoridad, dificultad en la realización de metas, son realistas y se aburren con facilidad.

P. ¿En qué momento determina su adhesión a grupos criminales o delincuenciales?

R. Precisamente por buscar la aceptación incurren en acciones que, según los adolescentes, llaman la atención, como las transgresiones no solo con las personas sino también con los espacios públicos y privados.

P. ¿Qué pasa en la vida de un joven potencialmente criminal y uno que no lo es cuando comete un delito?

R. En personas que han transgredido y han llegado a multirreincidencias se puede hablar de que han logrado llamar la atención en todos sus escenarios, su comportamiento no se verá solo en su grupo social sino en la sociedad.

Tienen un alto grado de ambición y sentimientos de reconocimiento con una fachada de seguridad y sobrecompensación a sentimientos de inseguridad.

Son personas hostiles, generan un cierto grado de rencor en su comportamiento, tienen tendencia a dominar, con un marcado índice de teatralidad para evadir su responsabilidad y tapar sus faltas, presentan dificultad de adaptación, generan desconfianza y suspicacia en relación con el entorno.

Dentro de las personas que han delinquido por primera vez y que no han desarrollado las características que referimos anteriormente, se ha podido encontrar que este tipo de personalidades tienen un marcado pesimismo, con una visión muy negativa de la vida, son muy débiles en cuanto a su personalidad, tienen una marcada depresión, agotamiento, son ensimismadas y con mucha ansiedad, tensión y amargura.

Actitudes de la familia que agravan el daño

Para la psicóloga forense Lorena Cox, existen reacciones en la familia que, cuando toman conocimiento de que uno de sus miembros ha transgredido las normas, asumen actitudes que solo agravan el daño.

Muchas veces, la familia se entera de que su hijo incurre en actitudes delictivas cuando ha sido notificada por la Policía de que el joven está detenido en un centro de rehabilitación.

“Lo primero que hacen es sentirse culpables”, advirtió Cox y explicó que esta culpabilidad genera una forma de ayuda inadecuada.

Antes que buscar culpables, la familia debe esperar que el joven responda por sus actos y que alguna persona adulta también se haga responsable de él.

Esto como una acción de la familia de asumir la responsabilidad de sus “no acciones” ya que, generalmente, el joven transgresor se formó en ausencia de una red familiar fuerte, sin educación ni apoyo emocional en los momentos determinantes de su vida.


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