Tuesday, November 12, 2013

En Bolivia hay 762 pandillas; 6 de cada 10 roban, hurtan o atracan



Entre 2011 y 2013, la cantidad de pandillas en Bolivia aumentó de 700 a 762 (8%). Seis de cada diez roban, hurtan y atracan. El Ministerio de Gobierno está alarmado porque la edad de reclutamiento de sus miembros cayó de los 15 a los 12 años. Según el Observatorio Nacional de Seguridad Ciudadana (ONSC), que dio cuenta del incremento a principios de mes, nueve de cada diez emplean armas blancas y una de cada diez armas de fuego.

“Estaríamos por encima de las 700 pandillas. Es alarmante porque aumenta la cantidad de integrantes y baja su edad de ingreso”, declaró a La Razón el ministro de Gobierno, Carlos Romero. Si antes sus miembros tenían entre 15 a 17 años, ahora ingresan a los 12 años y son reclutados en sus unidades educativas, añadió.

La naturaleza de las pandillas ha cambiado y una prueba de ello es que sólo en octubre y noviembre estas agrupaciones protagonizaron batallas campales con la fuerza pública en Cochabamba y Santa Cruz, que terminaron con decenas de adolescentes y jóvenes aprehendidos.

Según el ONSC, en la ciudad de La Paz se concentra la mayoría (261), le siguen Santa Cruz (169) y Cochabamba (106). (Ver cuadro). Hace un año, la Policía intervino en la capital cruceña un concilio de 15 pandillas y capturó a sus 125 integrantes.

De los aprehendidos, 93 eran mayores de 16 años y 32 tenían entre 13 y 14 años. Robos, hurtos y atracos (61%) son los principales delitos que cometen estos grupos juveniles, según el observatorio. Le siguen las riñas y peleas (30%), agresiones (2,4%), acogotamientos (4%), extorsión y amenazas (2%) y atracos, violaciones, asesinatos y secuestros (1%).

La madrugada del 27 de octubre en el Plan Tres Mil, de la capital cruceña, un grupo se enfrentó a una patrulla policial cuya presencia fue requerida por los vecinos, que denunciaron robos y atracos. Al llegar la patrulla, los pandilleros atacaron a pedradas el vehículo policial y tras recibir refuerzos se logró capturar a 19.

El 2 de noviembre, 164 personas —entre ellas 55 menores de entre 13 y 15 años pertenecientes a 11 pandillas juveniles— fueron aprehendidas por la Policía de Cochabamba cuando atacaban el módulo policial 40 del barrio de Pukarita Chica de la capital.

Dos agentes del módulo, a requerimiento de los vecinos, solicitaron al dueño del local los Trillizos, donde se divertían los jóvenes, que baje el volumen de la música. Como represalia, decenas de pandilleros se dirigieron hasta la infraestructura y la apedrearon, ocasionaron serios daños materiales.

El dueño del local fue aprehendido y guarda detención preventiva en el penal de El Abra, acusado del delito corrupción de menores, ya que en los Trillizos se hacían concursos de striptease en el que participaban las 11 pandillas. Según el ONSC, de las 762 agrupaciones juveniles, 655 (86%) emplean armas blancas para intimidar a sus víctimas, 83 (11%) armas de fuego, 15 (2%) sogas y cuerdas y nueve (1,1%) ninguna.

Romero sostuvo que en el caso de los escolares se trabajará con profesores, directores de los establecimientos, además de los padres de familia. También hay un proyecto para que el Grupo de Apoyo Civil a la Policía (Gacip) realice charlas en las unidades educativas.

“No vamos a combatir (las pandillas) de manera punitiva prioritariamente, sino de forma preventiva. Es imposible que la Policía vea lo que pasa en tantas unidades educativas, si es que no hay una participación de padres y docentes. Necesitamos emitir mensajes adecuados desde el sistema educativo”, recalcó.

“Hay que generar actividades culturales, deportivas y otras donde se los incentive, se los premie, hay que hacerlo con las alcaldías”, sugirió Romero.

Sonia Paz Rada: Familia debe pedir ayuda psicológica

Cuando una familia se entera que uno de sus hijos está en una pandilla tiene que pedir ayuda psicológica para determinar cuál es la problemática dentro del hogar. Los adolescentes pertenecen a estos grupos porque buscan un espacio donde pueden encontrar apoyo y espacios de confraternización que no los encuentran en su familia o su grupo familiar está desintegrado. La pandilla cumple las funciones de una familia porque tiene rangos jerárquicos, donde hay figuras paternas que pueden ser los líderes.

Si el joven o adolescente busca pertenecer a estos grupos es una sintomatología de que algo en su familia está mal. Los padres deben conocer cuáles fueron los motivos, si están cumpliendo sus roles de manera correcta para proporcionarles a sus hijos el espacio más adecuado.

Más que regañarlos, lo que se debe hacer es preguntar por qué lo está haciendo. Para qué retarlos si no sabemos el motivo. Regañándoles no vamos a arreglar nada y se van a apegar más la pandilla porque en su casa no los entienden. Si habla abiertamente de su relación con la pandilla, quiere decir que no hay mucho problema, pero cuando empieza a encubrirlos debe llamar la atención.

Sonia Daza es psicóloga, especialista en drogodependencia.

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