El saber que en el interior de la cárcel de Palmasola hay un ser querido y que en el mismo lugar se registró un tiroteo e incendio sin precedentes, con decenas de muertos y heridos, tiene con el alma en un vilo y con la desesperación a flor de piel a cientos de personas que por alguna razón tienen a un familiar privado de libertad.
La primera señal de la tragedia se escuchó a las 6:00 de este viernes cuando una explosión retumbó en interior de la cárcel. Por más de media hora, la Policía no pudo ingresar al lugar para controlar el tiroteo.
Lo que siguió a esto fue la llegada de refuerzos policiales, carros bomberos para mitigar el incendio, ambulancias para evacuar a las víctimas y familiares para preguntar por sus seres queridos.
Sin embargo, lo que reinó en las primeras horas de la mañana fue la desinformación y el desconcierto. Mientras las llamas seguían ardiendo y las ambulancias no daban abasto para auxiliar a los heridos, centenas de personas se agolpaban en el ingreso al penal, llegando inclusive a dificultar el trabajo de la Policía y médicos.
Se observó que la impotencia por la falta de información llevó a varias personas a intentar detener ambulancias. Querían inspeccionarlas con el fin de corroborar si allí estaba su ser querido o no.
Otras personas se arrodillaban y oraban para que sus familiares no aparezcan en la lista de personas muertas y heridas, que serán facilitadas de forma oficial este mediodía por parte de las autoridades.
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