Sunday, December 2, 2012

Joyeros dicen que enfrentan a ladrones especializados

Hace un par de meses, Milton Paz, dueño de la joyería Cocy, encontró en su local un tanque de oxígeno de soldadura y una amoladora. Los objetos los habían dejado ladrones que intentaron robar, sin éxito, la tienda ubicada frente a la plaza Murillo.

El oxígeno de soldadura serviría para cortar la puerta de la bóveda y el otro aparato para romper paredes de cemento. El hallazgo, dice Paz, es una muestra de que los delincuentes que roban este tipo de locales son especialistas.

No es el único joyero que piensa así. Otros cinco dijeron a Página Siete que se enfrentan a verdaderos especialistas. Prueba de eso es que algunos delincuentes han conseguido robar, a plena luz del día, locales frente a la plaza Murillo, donde el resguardo policial es constante.

Tal es el caso de lo que ocurrió en la joyería San Pablo. Su dueño, Alberto Saavedra, recuerda que hace seis años le robaron un monto que “no quiere recordar”, por lo que tuvo que vender dos de sus casas y aún no ha podido resarcir la deuda. “A mediodía me vaciaron toda la tienda, se entraron por la pensión” contigua.

A Paz también le pasó algo similar, pero en 2000, cuando rateros especializados entraron a su local y le robaron 250 mil dólares.

“Estamos al frente del Palacio, con policías todo el rato. A mediodía se entraron por el techo, extrañamente han podido cortar el sistema de alarma y burlar la presencia policial”, relató Paz.

Los joyeros coinciden en que la especialización de los ladrones también se refleja en que estudian a sus víctimas hasta en el menor detalle. Esto les permite saber incluso dónde podrían estar ubicados los sistemas de seguridad.

Los delincuentes también trabajan en coordinación con otras personas, dicen los consultados.

“Mi mamá era casera de los ladrones. Esa vez vino el de la luz y le había preguntado algo, la muy comedida dejó la puerta abierta y se entraron, vaciaron todo (seis tableros de oro) y se fueron. Ya no hemos querido contar cuánto nos han robado, porque es para cortarnos las venas”, dice Janeth Laura , hija de Rita viuda de Laura, dueña de la joyería Agua Marina.

Además, los ladrones pueden, con un vistazo, reconocer si la joya es de oro o fantasía.

Los delincuentes, dicen los propietarios, han desarrollado una serie de técnicas para no despertar sospechas. Por ejemplo, Saavedra comenta que varios cacos suelen vestirse “elegantemente”.

“A veces no sabemos si son realmente clientes o son los ladrones de cuello blanco”, comenta.

Además recurren a sus hijos para cometer los hurtos de las piezas preciosas que están en las vitrinas cercanas al suelo.

Antonia Gonzales, dueña de la joyería Ágata, recuerda que una de sus compañeras fue víctima de un robo perpetrado por un niño.

“Mientras los papás te están hablando, sin que te des cuenta el niñito con su mano abre la vitrina y como su brazo es delgadito se saca las joyas de valor”, relata.

Los ladrones también desarrollaron habilidades especiales con sus manos, sobre todo con el dedo meñique que les permite hacer desaparecer joyas como si fuera un acto de magia.

Además roban joyas pequeñas, pero con gran valor económico. Por ejemplo, un dije de oro con una cadena para niño cuesta 600 bolivianos, como mínimo.

“Te preguntan y esto cuánto está, y esto, en una te descuidas y clarito el dedo meñique lo achican y te roba un digesito de oro”, cuenta Gonzales.

Medidas

Ante esto, los joyeros aplicaron una serie de medidas que combinan precaución con tecnología.

Por ejemplo, algunos prefieren guardar sus productos de valor y no exponerlos en las vitrinas y otros, como José Velazco, dueño de la joyería Ematita, exhibe piezas de plata en sus mostradores, las de oro las tiene guardadas.

“Por eso yo no tengo oro, mi mostrador no les llama la atención y no corro peligro”, manifestó.

Además, los propietarios refuerzan chapas y puertas. “Tenemos varios candados, hemos soldado, arriba, abajo, a ambos lados. En el piso hay una plancha”, dice Antonia Gonzales.

Algunos invirtieron en alarmas de seguridad sensibles al menor movimiento. Hace dos semanas, la alarma de la joyería San Pablo se activó. Guardias de seguridad privada fueron al lugar, pero no encontraron a nadie, sólo un ratón.

El secretario general de la Asociación Mixta de Orfebres y Relojeros, Justo Espinoza, dice que es necesario tener una mayor coordinación con la Policía para tener mejor seguridad.

“El sector orfebre y los joyeros se ven amenazados ante el incremento de robos”, indicó Espinoza. Por eso la entidad a la que representa prepara un proyecto que entregará al Gobierno.

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