Sunday, March 17, 2013

La Paz Denuncian impunidad de una pandilla

Los familiares de la víctima afirman que los MH, de Villa Copacabana, son los culpables del asesinato de Juan Apaza en noviembre de 2011.

“Su rostro estaba desfigurado, le destrozaron la cabeza y le sacaron un ojo. Fueron los MH”. El triste recuerdo es de Yilma Apaza, hermana de Juan Apaza (26), asesinado hace más de un año en inmediaciones de la discoteca El Sótano, en la zona de Sopocachi.
Otra de las hermanas de Juan muestra las fotografías del cuerpo inerte, después de que los sospechosos, miembros de una pandilla, cinco de ellos detenidos preventivamente en el penal de San Pedro, destrozaran éste y su rostro para después botarlo en la vía pública.
Pasó más de un año y los operadores de la justicia aún no presentaron la acusación formal en contra de los sospechosos, además de que no atraparon aún a dos de los presuntos autores de esa muerte. Uno de ellos es conocido como “El Camba”, quien retornó desde Suiza para atemorizar en el barrio donde vivía Juan. Los sospechosos, sobre quienes pesan sindicaciones de robo, robo agravado y violación, ahora piden la cesación de su detención preventiva.
De acuerdo con el cuaderno de investigaciones, Juan Apaza fue asesinado, supuestamente, por los integrantes de la pandilla juvenil identificada como MH, que siembra el terror en Villa Copacabana.
En ese barrio, los vecinos de la cancha de fútbol dicen que los MH “son los más peligrosos”, aunque hay otros grupos, como Tatoos, Happyes, K-7 y Pocos pero Locos (PPL), que también generan miedo entre los habitantes.
Cuando hablan de Juan Apaza, los vecinos recuerdan la inseguridad que existe en la zona y en el resto de la ciudad de La Paz.
Los estudios de la policía. El coronel Manuel Herrera, quien realizó varios estudios sobre pandillerismo, dijo que hay más de 262 pandillas en La Paz, de las cuales 18 utilizan armas de fuego para cometer sus fechorías.
El jefe policial explicó que estos grupos de delincuentes juveniles operan en las denominadas zonas rojas, donde aprovechan la falta de control policial.
“Gran parte de las pandillas opera en las zonas periurbanas, donde el patrullaje se complica para la Policía por la sinuosidad de las calles, como Munaypata, 14 de Septiembre, Villa Victoria, Alto Chijini, Villa Copacabana y Villa Fátima. Es fácil para estos jóvenes abordar a sus víctimas y cometer delitos que incluso terminan en muerte, como sucedió con Juan Apaza”.
Herrera recordó que otros grupos que operan en la zona Sur y el centro de La Paz se dieron el lujo de repartir a sus integrantes en unidades educativas, donde organizan fiestas.
En tanto, en la ciudad de El Alto, el coronel Willy Prudencio, director de la fuerza anticrimen, sostuvo que se identificaron 23 pandillas en diferentes zonas.
LA IMPUNIDAD. El pandillerismo no está tipificado como un delito y, por tanto, no está sancionado y la Policía o el Ministerio Público nada pueden hacer en contra de las bandas. Sólo pueden aplicar otros tipos penales cuando se presentan hechos de sangre.

Las pandillas de La Paz y El Alto aumentan en número y dominan barrios enteros, de acuerdo con la policía.

El artículo 132 DEL CÓDIGO PENAL establece que “el que formare parte de una asociación de cuatro o más personas destinadas a cometer delitos o el que forme parte de bandas juveniles será sancionado con pena privativa de seis meses a dos años o la prestación de trabajo por un año”.
El vacío legal, ya que no se define a las pandillas, permite a sus miembros librarse de una sanción más grave y, además, evita combatir con eficiencia este flagelo social.

Grupos que causan temor

Algunos grupos juveniles, de acuerdo con la Policía, se han convertido en bandas delincuenciales.

PROBLEMAS
La falta de control de los padres y la desintegración familiar son las principales causas para la creación de estos grupos.
Algunos grupos se dedican a beber en plazas y parques, antes de atacar a sus víctimas.

60% de las pandillas juveniles incluyen a mujeres.

Un caso con tres fiscales

El caso de Juan Apaza no superó la primera etapa del proceso y ninguno de los sospechosos fue sentenciado. Tres fiscales fueron asignados para esclarecer el hecho.

20 de noviembre de 2011, Juan Apaza es atacado y victimado en la puerta de la discoteca El Sótano. Tenía lesiones mortales.

25 de noviembre Kevin F. F. es identificado como uno de los agresores y enviado preventicamente a la cárcel de San Pedro.

7 de marzo de 2013, un grupo de jóvenes ataca a otro con armas blancas y mata a una persona. Estaban bajo influencia del alcohol.



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