Thursday, June 13, 2013

Ni vidente dio con Zarlet y padres viven un infierno desde hace un año

Ha transcurrido un año y cinco días desde la desaparición de Zarlet Clavijo Martínez (18) el 4 de junio de 2012 en El Prado de La Paz y la búsqueda continúa.

Las pertenencias en su cuarto se mantienen intactas esperando el regreso. Su madre, Marcela Martínez, se ha encargado de que Zarlet esté incluida en todas las actividades de la familia. Siempre deja un espacio para ella en las actividades cotidianas y le ha comprado regalos por su cumpleaños y Navidad, para que los pueda abrir a su retorno.

La madre mantiene la firme convicción de que su hija está con vida, retenida por la fuerza y dentro de territorio boliviano.

Al menos así lo aseguró el psíquico uruguayo Marcelo Acquistapace, que llegó a Bolivia exclusivamente para investigar la desaparición de Zarlet.

La madre de la joven menciona que la ayuda del psíquico ha sido el mayor avance en la investigación que han tenido hasta la fecha, y que gracias a él se ha entregado información valiosa a la Fiscalía. Ahora se espera la detención de cinco personas que estarían involucradas en el caso.

“Hemos contratado investigadores de Londres, pero no los han dejado entrar al país, y otros de Chile, para que sigan el caso porque la Policía de Bolivia no es eficiente en este tipo de casos”, afirma Marcela Martínez.

En diciembre de 2012 se logró recuperar el celular de Zarlet, cuando éste intentaba ser activado.

Las dos personas que tenían el aparato en su poder indicaron que lo habían comprado del mercado chino (La Paz) y ayudaron a elaborar un identikit del vendedor.

Pese a haber hallado el aparato no se pudo obtener los datos de las últimas llamadas, porque la empresa telefónica ya había borrado la información del mes de junio y no existía ningún registro de los últimos tres meses.

En la búsqueda de Zarlet, en el último año, la Policía logró resolver otros casos de trata y trafico en el país. Los padres de la joven confirman que a diario viven un infierno.

Marcela Martínez, abogada de profesión, dejó su trabajo y la maestría que realizaba para dedicarse a la búsqueda de su hija.

El padre de la joven, Hevert Clavijo, asambleísta departamental, vive en Cochabamba y tiene un altar en su domicilio, donde todos los días reza por su hija.

“Lo único que quiero en el día es llegar a mi casa para abrazar la ropa de Zarlet”, comenta.

Él recuerda a su hija como una joven muy hogareña, dedicada a su familia.

La gestión pasada, Zarlet no ingresó al colegio y cursaba el bachillerato por internet, situación que le permitía realizar otras actividades.

En las mañanas trabajaba en el negocio familiar de su abuela. Además, le dedicaba un tiempo a la pintura y al violín.

El día en que desapareció salía precisamente de su trabajo de un edificio situado en El Prado para almorzar con su mamá.

Minutos antes había conversado con ella para encontrarse e ir a casa juntas, cuenta Hevert Clavijo, pero el congestionamiento generado por una marcha impidió el encuentro. Quedaron de verse en su casa.

Su mamá le había preparado un almuerzo vegetariano, pues en el último tiempo Zarlet había decidido optar por este tipo de alimentación.

A las 18:00 horas Hevert recibió una llamada de Marcela que le comunicaba sobre la desaparición de su hija, y en ese momento comenzó la búsqueda.

“Cuando su madre me dijo que había desaparecido, pensé que era una cosa de jóvenes y que aparecería pronto. Jamás pensé que su desaparición se ampliaría meses y hasta un año”, menciona.

Asegura que la Policía le dio varias hipótesis de lo que pudo haber sucedido con Zarlet. Lo único que pide es dar con su paradero, esté viva o muerta.

En el intento de encontrar a su hija, los padres llegaron al menos seis veces a la morgue de La Paz.

El padre cuenta que los investigadores los llamaban para indicarles que habían encontrado cuerpos con algunas características parecidas a las de Zarlet, pero ninguno coincidía con los rasgos ni la edad de su hija.

La búsqueda de meses se prolongó en un trabajo puerta a puerta para entrevistar a los compañeros de Zarlet y, en algunos casos, a los padres de sus amigos, pero ninguna pista les dio referencias de la joven.

El último sábado, antes de su desaparición, ella asistió a una fiesta con sus amigas y el domingo, después de un almuerzo familiar, también se encontró con otras jóvenes para ir a tomar helados, pero nadie pudo dar referencias de un comportamiento extraño de parte de Zarlet o el deseo de abandonar la casa, por lo que la familia está segura de que se trata de un caso de trata y tráfico de personas.

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