Monday, November 7, 2016

Una madre relata la odisea que padeció su familia durante 14 horas. Su hijo fue raptado a 30 metros de su casa.

El jueves 9 de agosto quedó marcado como el peor día de su vida para Miriam (nombre que protege su identidad), una madre que perdió a su hijo por al menos 14 horas.

“Ese fue el peor día de mi vida, porque perder a un hijo es lo más terrible que le puede pasar a uno, no le deseo a nadie”, repite con insistencia.

Dos años después del rapto que sufrió su hijo, Miriam recuerda que él había cumplido 13 años, pero no tenía mucha costumbre de salir a la calle. Ellos siempre le habían acompañado hasta su colegio y le recogían, sin falta, al mediodía.

Su voz es pausada, pero se nota todavía algún nerviosismo en las palabras que va soltando poco a poco. Mientras relata su experiencia mira a sus costados y a sus espaldas, con alguna desconfianza.

Miriam y su esposo habían acordado que su hijo debía comenzar a salir solo a la calle, por lo que le dieron la tarea de ir a comprar pan y leche en las mañanas, de la tienda que se encuentra a 30 metros de su vivienda.

El adolescente cumplió esta rutina, día por medio, durante al menos un mes, cuando sucedió el rapto.

El 9 de agosto, el padre del adolescente le dio una moneda de cinco bolivianos para que vaya a comprar leche. Salió de su vivienda de la zona norte a las siete de la mañana y no regresó más.

Miriam recuerda que su hijo no tardaba casi nada en volver a su hogar, debido a la cercanía de la tienda, por lo que ella y su esposo se preocuparon de inmediato. Salieron a la calle y se percataron que no estaba.

Los dos progenitores salieron en busca de su hijo a las calles aledañas a su vivienda e indagaron con los vecinos si lo habían visto.

Como nadie les dio mayores referencias, llegaron a los canales de televisión y se dirigieron a la Policía para sentar la denuncia.

Sin embargo, en la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (FELCC) les indicaron que debía transcurrir 48 horas para empezar a buscar a su hijo. Es más, el policía que les atendió sugirió que él podía haber escapado con su “corteja”.

La madre reaccionó indignada y le recordó que su hijo tenía solo 13 años.

El policía le respondió que en la FELCC se habían conocido muchos casos de adolescentes que escapaban con sus enamoradas, por lo que no les extrañaría que hubiera sucedido algo similar.

UNA PISTA

Una mujer que había visto al hijo de Miriam la mañana que desapareció, le llamó para confirmarle que efectivamente el adolescente había ido hasta la tienda y un hombre “sospechoso” caminaba tras él.

Durante todo el día, Miriam recorrió junto con su esposo varios sectores de Cochabamba, sin dar con el paradero de su hijo.

En la mañana llegaron también al colegio donde estudia su hijo y uno de sus compañeros les indicó que lo había visto por el Servicio de Caminos, sobre la carretera que une a Cochabamba con Sacaba.

Se dirigieron inmediatamente a este lugar, pero no lo encontraron, no había rastro alguno.

Miriam relata que en la Policía le indicaron en primera instancia que sería difícil encontrar a su hijo, pero después le dieron esperanzas, le aseguraron que sí lo hallarían.

Mientras Miriam caminaba por la zona del estadio en busca de su hijo, cerca de las nueve de la noche, recibió una llamada telefónica desde su casa. Era el adolescente, quien le comunicó que había llegado a su hogar, después de haber logrado escapar de sus captores.

Miriam empezó a correr hacia su casa y tras ella iban dos policía de Inteligencia que habían estado indagando por la zona desde la mañana.

Cuando llegó a su casa, abrazó a su hijo, quien estaba todavía bastante asustado, pero a salvo.

FALLA MECÁNICA

Una vez que el adolescente estaba más calmado, le confió a su madre que cuando regresaba a su casa, después de haber comprado la leche, una persona le preguntó por una dirección. En ese momento se acercó un vehículo blanco y el hombre le empujó al interior.

En el motorizado se encontraban tres hombres que hablaban todo el tiempo por celular. El adolescente, según su relato, se durmió, posiblemente porque le habían colocado cloroformo con un pañuelo en su boca.

Durante el tiempo que estuvo en manos de sus captores, estos le quitaron sus lentes, sin los cuales el adolescente perdía parte de su visión.

Cuando despertó, el sol estaba a punto de esconderse. Los tres hombres se bajaron, aparentemente porque el vehículo había tenido un desperfecto.

En ese momento, el adolescente aprovechó para salir del vehículo y correr sin mirar atrás.

Por las indicaciones que posteriormente dio, él se encontraba en la zona de Pacata Alta, a las espaldas del Cristo de la Concordia. Caminó hasta la avenida Villazón y siguió derecho hacia el oeste hasta llegar a su casa ubicada en la zona norte de la ciudad.

TEMOR

Después del incidente, Miriam comenta que su familia aún siente temor de que esta terrible experiencia les pueda volver a ocurrir. Se encuentran susceptibles todo el tiempo.

Al principio tenían incluso miedo de ingresar a su casa, porque los raptores se habían quedado con un juego de llaves que tenía su hijo.

“Hasta el día de hoy tenemos pánico, terror”.

Cuando Miriam llega al colegio de su hijo y no lo ve por un instante, lo primero que se le viene a la cabeza es que ha vuelto a pasar lo mismo, “que se lo han vuelto a robar”.

Por este motivo siempre le acompañan hasta su colegio y lo recogen, pero están conscientes de que en algún momento lo tienen que soltar para que él aprenda a caminar solo.

Un vez que su hijo apareció, la Policía se comunicó con ellos para pedirles que fueran a levantar la denuncia. Al día siguiente cumplieron con esta tarea.

QUERÍAN INTERROGARLE

La Policía le dijo a la madre que debían interrogar a su hijo, pero ella se opuso porque él se encontraba todavía con mucho miedo a causa del rapto que había sufrido unas hora antes.

RECOMENDACIÓN

El consejo que se anima a darles a los padres es que siempre acompañen a sus hijos a la escuela, mientras puedan, darse modos, incluso dejando de lado algunas de sus actividades.

“O decirles que nos esperen a la salida del colegio. Es mejor llevarles y traerles del colegio, porque son solo algunos años que vamos a disfrutar de nuestros hijos”.

No comments:

Post a Comment