Tuesday, August 1, 2017

Sicarios matan a tiros a peruano y hieren a la dueña de una tienda


Eran las 11:00 del domingo en la calle Misioneros Mariknoll, del barrio Paraíso de Cobija (Pando), cuando aparecieron dos individuos a bordo de una motocicleta de baja cilindrada, y abrieron fuego contra la humanidad de Demetri Mamani Curha, de 30 años, quien se encontraba realizando compras en la tienda de Justina Julia Fernández (boliviana), propietaria del negocio, que resultó herida en el tiroteo, según fuentes oficiales.

Ambos sicarios, posiblemente brasileños, abandonaron el lugar ante los gritos de la dueña de la tienda en la motocicleta tipo Bizz (para mujer), mientras que Demetri Mamani quedó tendido agonizando de espaldas, con un chorro de sangre que le sopaba el vientre y la polera color plomo que llevaba puesta.

El hilo de sangre empezaba en el lado izquierdo del pecho, por lo que se supone que uno de los proyectiles le perforó órganos internos vitales. Los policías y personal de Bomberos llegaron minutos después al sitio y trasladaron a la mujer y al hombre en una ambulancia al hospital Roberto Galindo Terán, de la ciudad de Cobija.

El ciudadano peruano ingresó en estado crítico al nosocomio y falleció poco después. En tanto que Justina Julia Fernández se encuentra estable, informó el comandante de la Policía de Pando, coronel Octavio Gutiérrez.

Negocio ilícito
A decir del comandante de la fuerza del orden, el peruano, con DNI 44207556, había ingresado a territorio boliviano hace una semana, aparentemente para cerrar una transacción de cocaína, puesto que, en la pesquisa preliminar, los investigadores hallaron mensajes y fotos en el WhatsApp referidos a este asunto.
En un audio, alguien le pregunta su ubicación (a Demetri), y este le dice: “estoy por el barrio Paraíso, donde el patita (amigo) de anoche”. Ese fue el último mensaje del peruano antes de morir. El celular tenía fotos de nueve paquetes envueltos en cinta adhesiva, al parecer, de cocaína.
Gutiérrez no descarta que el hecho de sangre se trate de un volteo de droga, muy común en este tipo de negocios en la frontera boliviana con Brasil y Perú, donde las organizaciones criminales del gigante sudamericano, como el Primer Comando Capital, el Comando Vermelho y otras bandas de menor fuste, han echado raíces en su afán por tomar el control del narcotráfico.

Episodio que cambió todo

Emyilson Farias, secretario de Seguridad Pública del estado de Acre (Brasil), manifestó que el asesinato del narco brasileño Jorge Rafaat Toumani, en la ciudad paraguaya de Pedro Juan Caballero en 2016, marcó un giro histórico en la geopolítica del crimen en Sudamérica, lo cual afectó a varios países limítrofes en materia de inseguridad.

A decir de Farias, el narcotraficante Fernandiño Beira Mar, que surtía de droga a las mafias brasileñas, incluido el PCC, cayó preso y el negocio quedó en manos de Jorge Rafaat, el cual anunció el aumento del precio de la cocaína y de las armas ilegales, osadía que pagó con su vida.
Las facciones del PCC y Comando Vermelho, tradicionalmente rivales, se unieron para acabar con Rafat, que en junio del año pasado fue emboscado por una banda de sicarios que destruyó su vehículo blindado con él dentro, con ametralladoras punto 50, armas capaces de derribar aviones y tanques de guerra.

“Después de ese episodio, el mapa geopolítico del crimen fue alterado, porque las facciones criminales de San Pablo y Río de Janeiro se desplazaron a la Amazonia por el control de las drogas; disputaron el poder a grupos como La familia del norte y generaron mucha violencia en Perú, Bolivia y Brasil. Hace 20 años, Brasil estaba 142º en la lista de los países consumidores de drogas; ahora es el segundo, después de Estados Unidos”, aseguró Farias.

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