Ayer, 17 presos salieron de las cárceles de La Paz y Oruro. Una mayoría es de la tercera edad. Recuperan su libertad con felicidad e incertidumbre porque ni ellos mismos saben dónde dormirán esta noche o almorzarán mañana.
Séptimo Día los visitó en su último día en la prisión. Algunos de los beneficiarios de la amnistía en el recinto penitenciario de San Pedro de La Paz relataron que salen apabullados por la miseria que han padecido en el penal y expresaron su preocupación porque no podrán beneficiarse con la ley, ya que no tienen un hogar, requisito importante para lograr su liberación.
Uno de ellos es Miguel, de 79 años, quien se quedará en la calle luego de abandonar la cárcel. La representante departamental de La Paz de la Defensoría del Pueblo, Teófila
Guarachi, informó que, junto con los presos, están en busca de un albergue para las personas de la tercera edad que no tienen referencia domiciliaria, a fin de que ese no sea un límite para recibir el indulto.
“Estamos pidiendo albergues a la Gobernación, a la Alcaldía y a Remar (Rehabilitación de Marginados). Lamentablemente, muchos necesitan dar referencia de un domicilio, y lo cierto es que la mayoría fue abandonada por sus familiares”, dijo Guarachi.
El 22 de diciembre se aprobó la ley de indulto para presos que beneficiará en las próximas semanas a unos 1.600 reos, el 12% de la población penal, según el director del Régimen Penitenciario, Ramiro Llanos. Se estima unos 12.840 detenidos en una veintena de cárceles de todo el país.
“Doy gracias a Dios por habernos puesto en libertad. Estuvimos orando durante dos años. El hacinamiento hizo que viviéramos en circunstancias bastantes penosas. El sistema judicial, las normas, los códigos y sus artículos tienen que cambiar. Hay detenidos inocentes. Otros no tendrán donde vivir, no saben del futuro que les espera”, expresó con lágrimas en los ojos Fermín Guarachi
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