Tuesday, April 11, 2017

Fiscalía abre dos procesos penales contra atracadores de la remesa de Brinks



La Fiscalía determinó abrir dos procesos penales por cuatro delitos en contra de los autores materiales e intelectuales del atraco a la millonaria remesa de la empresa Brinks, que por el momento involucra a ocho personas, entre ellos el brasileño Mariano T., identificado como el líder de la banda delictiva, informó el fiscal departamental de Santa Cruz, Freddy Larrea.

El primer proceso abierto está relacionado con el asalto y sustracción de la remesa de Bs 2,6 millones y $us 350.000 ($us 726.230 en total) por los delitos de robo agravado, organización criminal y tenencia y portación ilícita de armas. Los antisociales se llevaron el botín, que hasta el momento no fue recuperado.

Una segunda causa se fundamenta en el enfrentamiento de los atracadores con la Policía en la hacienda rural Laura, que dejó como saldo cinco uniformados gravemente heridos. “Se abrió un segundo caso por asesinato en el grado de tentativa” puesto que los “antisociales, usando armamento de grueso calibre, hirieron gravemente a los policías”, explicó.

El fiscal cruceño además detalló que se imputaron a ocho personas, entre ellas el brasileño Mariano T. como resultado de la investigación que busca establecer la “verdad material para resolver este caso”.

“Tenemos avanzadas las investigaciones. Ellos reconocen que en algún momento tuvieron alguna actividad ilícita dedicada al narcotráfico aquí en Bolivia”, reveló y evitó hablar sobre la posible vinculación de la organización delictiva con el peligroso Primer Comando de la Capital (PCC) de Brasil.


Otras diez personas que participaron en el atracado en la región de Roboré, Santa Cruz, están prófugos. El sábado 6 de abril fue aprehendido el considerado líder de la banda delictiva como resultado de un operativo policial. Tenía una herida de bala en el hombro y en sus primeras declaraciones aseguró que el botín en bolivianos fue quemado.

Mariano T. había organizado el atraco del 30 de marzo en una hacienda de Santa Ana de Chiquitos, a unos 120 kilómetros de Roboré, en Santa Cruz, donde durante semanas se entrenaron.

En ese tiempo el brasileño se encargó además de cultivar lazos con los habitantes de la zona, apoyado en su dinero; algunos dirigentes recibieron pagos a cambio de su ayuda y se conoció que extremó lazos con al menos tres autoridades ediles de la región.

Para el Gobierno, el brasileño era el “capo de la Chiquitanía”. (11/04/2017)

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