Tras seis días de cautiverio en condiciones infrahumanas, Dionisio Orellana Gonzales tuvo ayer una nueva oportunidad de vida, cuando grupos de élite policiales lo liberaron de un grupo de plagiadores que lo secuestró de su casa el lunes.
Dionisio tiene 86 años, es natural de Cochabamba y se dedica a la agricultura en unas tierras donde siembra caña de azúcar en el municipio norteño de Minero. La imagen que se difundió, tomada minutos después de su liberación, muestra el rostro golpeado de un hombre de la tercera edad. Los ojos enrojecidos y uno de ellos con las señas de un golpe, además de una lesión en la nariz, probablemente ocasionada la tarde del lunes cuando cinco sujetos encapuchados irrumpieron en su vivienda y se lo llevaron con rumbo desconocido.
El director de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (Felcc), Gonzalo Medina, explicó que los plagiadores ingresaron a su casa y luego de reducir a la empleada que lo atiende a él y a su esposa, una mujer en silla de ruedas, lo obligaron a subir a un vehículo para esconderlo en un inmueble de la av. Panamericana de Montero, comuna que es parte del norte cruceño.
La guarida que escogieron los delincuentes es un inmueble donde antes funcionaba un prostíbulo. Allí acondicionaron un cuarto, al que le taparon cualquier ingreso de luz solar y construyeron un baño improvisado con un balde, para que su víctima puede hacer sus necesidades fisiológicas.
Los secuestradores, para asegurarse que no escape, amarraron su pierna derecha a una cadena empotrada en la pared. Le proveyeron de un colchón de paja y un par de colchas, para que allí, en medio de la oscuridad, sobreviva hasta que ellos consigan su propósito, exigir miles de dólares de su familia como precio por su cabeza.
Poco después que Dionisio estuvo secuestrado, esta organización criminal tomó contacto con sus familiares. Les pidieron dinero para liberar a su ser querido y amenazaron con acabar con su vida si avisaban lo que estaba sucediendo a la Policía.
Sin embargo, uno de los hijos del plagiado contó el hecho a los investigadores de la Felcc y se inició un operativo de negociación y posterior captura de los sujetos.
Negociación policial
Medina explicó ayer, en presencia del ministro de Gobierno, Carlos Romero, y el comandante nacional de la Policía, Abel de la Barra, que un agente de su unidad, especializado en resolver crisis con secuestradores, entabló contacto con los delincuentes y se hizo pasar como uno de los hijos de Dionisio Orellana.
Fue así que se consiguió que los secuestradores acepten el pago de $us 150.000 como rescate por el agricultor y que se acuerde el lugar, día y hora de la entrega del dinero.
El punto acordado para el pago fue el puente Palometillas, ubicado entre los municipios de Portachuelo y Buena Vista. La forma de entrega consistía en lanzar un envoltorio con los miles de dólares desde la pasarela y debajo, en el lecho del río Palometa, uno de los delincuentes lo recogería para luego huir junto con sus cómplices que lo esperaban, armados, en dos puntos diferentes.
Como esta entrega era controlada por los policías, los secuestradores fueron detenidos poco después de apropiarse del botín y antes de que puedan avisar de su caída, se logró intervenir la guarida donde tenían a Dionisio y lo liberaron sin la necesidad de poner en riesgo su vida, ante un posible enfrentamiento.
Al final del operativo se logró detener a seis personas. Los autores materiales serían Álex Richard Anuchi Esqueti (negociaba por teléfono el rescate), Édgar Hugo Estrada Flores (uno de los pistoleros que ingresó a la casa del anciano y lo cuidaba en su cautiverio), Iván Vargas Mejía y Renán Calustro Huanca (conductor del vehículo que usaron).
Las investigaciones señalan que el autor intelectual y material del secuestro es un exrecluso del penal de Palmasola, identificado como Édgar Mandepora Benancio. Esta persona también fue un exempleado del plagiado y se presume que durante el tiempo que estuvo con Dionisio, estudió todos sus movimientos económicos y sus rutinas diarias.
Además de los cuatro sujetos identificados plenamente en el hecho, una mujer (trabajadora sexual) y un hombre (chofer) están arrestados con fines investigativos.
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