Esto permite en otros países aprovechar inteligentemente este fenómeno, ya que al cubrir una parte de la ciudadanía su seguridad con un servicio privado, la fuerza pública destina sus mayores esfuerzos en cubrir la demanda en las zonas más necesitadas y económicamente más deprimidas.
Un Estado por más rico que sea no puede crear un ejército de policías para poner un uniformado en cada esquina, ya que costaría mucho dinero, es por ello que en Europa la relación de efectivos es de un policía por cinco guardias privados, en Estados Unidos es de cuatro guardias privados por un policía y en América Latina es de dos a tres guardias privados por un policia; en lo que respecta a nuestro país hay dos policías por un guardia de seguridad privada.
Las sociedades más organizadas han buscado crear las condiciones para incentivar éste servicio que de una u otra manera le significa al Estado y de forma gratuita un contingente numeroso y valioso que trabaja en prevención contra el delito y además genera empleo y tributos fiscales, dinamizando la economía.
Lo inaceptable es que sigamos manteniendo la existencia del Batallón de Seguridad Física que es una empresa privada al interior de la institución del orden, ya que se distraen alrededor de siete mil efectivos que bien pueden ser empleados en la Seguridad Ciudadana y no como ahora con fines lucrativos en contramano del mandato constitucional de una Policía de servicios públicos que tanto dañan la imagen de una institución fundamental del Estado.
El trabajo de un vigilante es felizmente reconocido por la sociedad, ya que es muy sacrificado, con jornadas de trabajo largas de 12 y 24 horas, bajo todas las inclemencias del tiempo que se presenten, resaltándose donde hay un vigilante privado se ha disminuido drásticamente los hechos delictivos.
Pero este rubro ha sufrido siempre la indiferencia de las autoridades de todos los gobiernos, ya que por falta de normativas quedan relegados a realizar su peligrosa labor armados con un palo, a diferencia de la delincuencia que opera con armas de fuego. Hay un dicho popular, que dice en las madrugadas solo hay guardias y barrenderos. Por tanto sería una irresponsabilidad no tomar en cuenta en la Ley de Armas a la Seguridad Privada.
La Seguridad Privada no solo aporta considerablemente a la Seguridad Ciudadana sino también tiene un alto contenido social, pues los beneficios van desde el cliente que recibe un servicio que lo necesita, el guardia que tiene un trabajo digno con estabilidad laboral, también se benefician terceros como los transeúntes de una calle, los clientes de un supermercado, los obreros de una fábrica, etc.
A ello se debe sumar los proveedores de las empresas; así como la misma Policía que ve alivianado su esfuerzo por el trabajo de estos valerosos ciudadanos. Por todo ello es necesario atender a este rubro que tantos beneficios le da a nuestra colectividad.
Según una encuesta publicada en La Prensa el 17.04.2012, los bolivianos creen más en las empresas privadas con relación a su labor por la seguridad ciudadana, según una encuesta realizada por el Gobierno.
La encuesta de victimización, prácticas y percepción sobre violencia y delito en La Paz, El Alto, Cochabamba y Santa Cruz, socializada por el Viceministerio de Seguridad Ciudadana, señala que en estas ciudades "la confianza en las instituciones vinculadas con la seguridad ciudadana está deteriorada. Las instituciones y organizaciones más confiables son las empresas privadas de seguridad y las juntas vecinales".
Por todo ello es importante que las autoridades les den las condiciones e importancia a un actor social como es la Seguridad Privada, que ha probado su eficiencia y goza de la confianza ciudadana.
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