Un estudio de la Policía en las diez ciudades principales del país registró 700 pandillas, con 20.800 miembros de 12 a 21 años, que “beben, consumen droga, matan, cogotean (estrangulan), asesinan, en una realidad conmovedora y dramática”, dijo el viceministro Vásquez.
Las pandillas bolivianas exigen a sus nuevos miembros violaciones colectivas, robos y asesinatos, por lo que hay “riesgo inminente” de que “se conviertan en maras”, como las centroamericanas, si no se adoptan “las medidas más urgentes para controlarlas”, agregó.
“No estamos en esa situación, pero vamos a llegar a eso”, advirtió Vásquez, autor de las políticas del presidente Evo Morales para mejorar la seguridad ciudadana en el país, el cual reconoce que Bolivia afronta limitaciones estructurales.
En el Mercosur Bolivia tiene la tasa más alta de denuncias de violación sexual, 24,8 por cada 100 mil habitantes, seguida de Brasil (16,4), Chile (12,4), Argentina (8,7) y Uruguay (6,3), según Vásquez. La autoridad aumentó que no haya lugares de rehabilitación de jóvenes pandilleros y que algunos ministros, que no especificó, hayan censurado su idea de trasladarlos temporalmente a centros militares, como dijo que ocurre en Estados Unidos, Perú y Ecuador.
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