Tuesday, May 30, 2017

Valores, la otra forma de combatir el delito



ESTRATEGIA | BAJO EL PRINCIPIO DE QUE EL HOGAR ES LA CÉLULA DE LA SOCIEDAD, UN DESTACADO JEFE POLICIAL REALIZA DESDE HACE AÑOS UNA INTENSA LABOR PARA SEMBRAR VALORES DE SANA CONVIVENCIA. HA SISTEMATIZADO SU LABOR Y LA HA CONVERTIDO EN UN PROYECTO PLANTEADO A LAS AUTORIDADES SUPERIORES.

Bolivia experimenta un acentuado incremento de hechos delictivos. En este caso las imágenes diarias reproducidas en los medios de comunicación y las redes sociales valen más que cualquier cuadro estadístico. Aunque valga citar que según informes oficiales, entre 2006 y 2016 la tasa de criminalidad creció en un 70 por ciento en Bolivia. ¿Qué debe hacer el país para frenar la delincuencia?, se va convirtiendo en la pregunta recurrente.

Esta crisis de seguridad suma desde espectaculares atracos donde participan decenas de delincuentes hasta delitos de bagatela que recurrentemente afectan al ciudadano común. En medio de esos dos extremos surgen crecientes índices de tratantes de personas, narcotraficantes, pandillas juveniles y violencia en diversas formas y escenarios. Baste señalar que las autoridades han contabilizado 700 pandillas juveniles en Bolivia, en las que participan 20.083 personas. Es decir, sólo los pandilleros suman casi una cantidad mayor a la mitad de los efectivos policiales con que cuenta el país.

Los hechos se han intensificado en todo la geografía nacional. Y se concentran especialmente en las zonas urbanas cada vez más pobladas debido al también creciente fenómeno de la migración. La alarma ha derivado ya en sonados encuentros sobre seguridad a niveles nacional y regional. Mientras, los hechos colapsan los estamentos de justicia y hasta las cárceles, definidas además como “las universidades e institutos de especialización del crimen”. No por nada, según la fundación Construir, el nivel de hacinamiento llegó en 2017 a un récord del 290 por ciento en promedio.

“¿Qué hacemos para enfrentar la crisis de seguridad ciudadana?”, ha sido la pregunta lanzada, también, en ya siete cumbres nacionales. Se la formuló a representantes de toda la sociedad boliviana. Y la acumulación de demandas incluye desde la sofisticación tecnológica hasta una militarización de las calles, pasando por instaurar de sanciones cada vez más duras. Marchas vecinales llegaron a exigir pena de muerte, el Vicepresidente Álvaro García Linera propone en estos días un referéndum para instaurar la cadena perpetua.




UN VALOR FUNDAMENTAL

¿Qué hacemos para frenar el incremento de los delitos y la violencia en Bolivia?

Un experto, con vasta preparación en el área y que ha sido testigo de primera línea de esta crisis, postula decididamente otro escenario de lucha. “La causa primaria de la inseguridad ciudadana es la falta de práctica de valores –dice el coronel Jorge Vaca Méndez-. Todo el mundo conoce valores como el amor, el respeto, la disciplina, la puntualidad, etc., pero desgraciadamente sólo se los tiene como un concepto, no se los practica”.

Este jefe policial desde hace varios años se halla embarcado en la empresa humanista de sembrar valores. No se trata de meros postulados. Virtualmente realiza una campaña sostenida en la que ha involucrado a comunidades, organizaciones vecinales e instituciones educativas, entre otras. Es más, Vaca ha sistematizado su trabajo y lo ha convertido finalmente en un detallado proyecto que fue presentado a las principales autoridades de la Policía.

Hace unos días, al coronel Vaca le tocó trabajar con alumnos de la universidad pedagógica Simón Bolívar. Poco antes había desarrollado similar labor con estudiantes del Instituto Superior de Educación Física. Y suman años ya de incontables experiencias con vecinos y comunidades de prácticamente todos los confines del país. Vaca Méndez es un policía que, para sorpresa y a veces escepticismo de muchos, ha decidido explicar a la sociedad, por ejemplo, la importancia del amor.

“Sí, en los talleres, yo invito a los asistentes a que practiquen los valores, entre ellos, el valor del amor –explica el uniformado-. En el hogar, los padres tienen que infundir ese valor a los hijos. Si el padre ama a la esposa, y ella ama al padre, entonces eso ven los niños desde pequeños, y sienten que se irradia hacia el resto de la familia. Luego eso se amplía a tíos, a primos... Finalmente ese valor vivido se va a traducir en un afecto hacia el resto de las personas”.

Ante sus atentas audiencias y respaldado por cuadros didácticos, recordando estadísticas y hechos dramáticos, el jefe policial enfatiza: “Entonces poco a poco se reduce la violencia dentro del hogar. Si yo amo a mi esposa, difícilmente la voy a agredir o voy a incurrir en un acto de violencia contra mi hijo. Y él igualmente no va a actuar contra sus padres o sus hermanos, y pondrán en práctica ese amor cuando sean padres o serán afectuosos con sus compañeros en la escuela”.



TESTIMONIOS CONMOVEDORES

Su labor ha despertado en varias oportunidades una conmovedora participación de los asistentes. Durante un taller realizado, por ejemplo, en una escuela provincial Vaca disertó ante un grupo conformado por profesores, autoridades, alumnos y padres de familia. De pronto, una niña de probablemente siete años preguntó: “Coronel, ¿qué puedo hacer para que mi mamá y mi papá ya no peleen?”. En otra oportunidad, un niño levantó la mano y consultó: “Coronel, ¿qué puedo hacer para que mi papá ya no beba, ya no tome?, todo el tiempo toma, y a veces la pega a mi mamá”.

“Son preguntas dolorosas las que recibimos –reflexiona Vaca-. A uno le hacen pensar cómo estarán viviendo esos niños dentro de su hogar. ¿A quién hace daño esa irresponsabilidad de los padres? Los niños aprenden con el ejemplo”.

En los talleres se aborda además la difusión de valores éticos como el respeto en la familia, los vecinos, y el sistema educativo. Una vasta área abarcan la responsabilidad, la disciplina, la puntualidad, el orden, la higiene, la honestidad, el agradecimiento, la justicia, la alegría etc. El otro acápite reúne a los principios morales tales como buenos modales, buenas costumbres, buenos hábitos, buenas tradiciones, actitud positiva y la vocación de servicio.



UN PROYECTO POLICIAL

“Información, educación y prevención - Inducción a la práctica de valores éticos y principios morales”, titula el proyecto presentado ante las autoridades superiores. Plantea procesos de capacitación, sensibilización y prevención dirigidos inicialmente a los miembros de la institución verde olivo. Este programa busca avanzar a través de todos los institutos de formación policial. Luego se prevé ampliar la labor a los docentes de las unidades educativas y los institutos de educación superior.

El texto remarca: “Estos capacitadores de manera conjunta desarrollarán actividades de prevención orientada al principal público objetivo que son los padres de familia y alumnos”. Asimismo, propugna sumar en el emprendimiento a los medios de comunicación en una estrategia integral.

Y luego justifica: “Porque consideramos que la ausencia de práctica de valores éticos y principios morales de manera individual y en sociedad, es la causa principal de la inseguridad ciudadana, que conlleva a conductas antisociales como el consumo de alcohol, consumo de drogas, pandillas, violencias, racismo, discriminación, y anti valores (…). Con la cotidiana modernidad no encontramos respuestas para hacer frente a la creciente práctica de antivalores como la irresponsabilidad, irrespeto, indisciplina, impuntualidad, mala educación, malos modales, malas costumbres, malos hábitos, etc”.



ALCOHOL, SEGUNDA CAUSA DE INSEGURIDAD

Y en sus disertaciones Vaca desglosa la importancia de vivir cada valor: “Y, por ejemplo, también la responsabilidad. Si yo soy responsable conmigo y con mi familia, no voy a beber, no incursionaré en el consumo de alcohol. Se ve mucho en todo el país. El consumo de alcohol resulta muy preocupante. Ya tenemos bastantes enfrentamientos por hacer cumplir la ley 259 (de Control al Expendio y Consumo de Bebidas Alcohólicas) con dueños de bares, cantinas y lenocinios. Y debemos continuar con esto porque el alcohol es la causa secundaria para un sinfín de factores de riesgo”.

¿Secundaria? ¿Y cuál es la causa primaria?, le pregunta OH!

Y rubrica: “La causa primaria de la inseguridad ciudadana es la falta de práctica de valores. Muchos dicen que el alcohol es la causa principal de inseguridad, pero no. Porque es alguien irresponsable quien bebe”.

Y aunque suenen quijotescos, estos planteamientos no provienen de un jefe policial más. Jorge Vaca Méndez cuenta con una destacada trayectoria dentro de su institución. Ha realizado cursos de diversas áreas tanto en Bolivia como en el exterior. Desde Operaciones Antinarcóticos y Seguridad de Dignatarios de Estado hasta Administración y el célebre curso de comandos SWAT, en EEUU, forman parte de sus especialidades. Ha trabajado prácticamente en todo el país, ya sea en destinos específicos o misiones especiales.

En función de esa experiencia y su objetivo conocimiento de los factores que generan la inseguridad ciudadana apuesta por otra vía para enfrentar radicalmente el delito.

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