Thursday, August 30, 2012

Ayer se realizó el traslado de los presos bolivianos que fueron indultados en Chile

Sus primeros pasos como hombre libre lo condujeron al coliseo José Bermúdez, de Oruro. Su vista recorrió la multitud reunida en las graderías y se detuvo en dos hermanos mellizos de 13 años. Las miradas se cruzaron y los muchachos entraron a la cancha para a abrazar a su padre, quien sin dejar de llorar abrió su bolso y les invitó jugos que autoridades chilenas le habían dado.

Ése fue una de los tantos reencuentros que ocurrieron anoche entre presos bolivianos que retornaron desde Chile gracias a un indulto. La caravana de 14 buses empezó a llegar a las 21:30, luego de comenzar el viaje 17 horas y media antes, a las 4:00, en Iquique.

En total fueron 452 reos indultados, de los cuales 17 tuvieron que quedarse en Chile por problemas en su identidad. El resto, 435 (326 varones y 109 mujeres) llegó a Oruro, aunque luego 13 (diez hombres y tres féminas, una de ellas con un bebé de brazos) tenían asuntos pendientes con la justicia boliviana y fueron conducidos a las celdas de la FELCC para esperar comparecer ante el juez.

En Pisiga fueron liberados 17 reclusos. “No hay necesidad de que se vayan hasta Oruro, los que quieren pueden quedarse”, dijo el director de Régimen Interior, Douglas Sahagun, al portal Oxígeno.

El resto llegó al Bermúdez y fue descendiendo poco a poco de los vehículos. Algunos se reunieron con sus familias y otros no tuvieron a nadie que los recogieran. Varios aprovecharon que SEGIP instaló mesas de atención para obtener cédulas de identidad.

Todos los indultados portaban al menos un bolso con sus pertenencias y las mujeres iban más cargadas. Algunos llevaban además artesanías hechas en los penales. Los que se reencontraban con sus familiares rompían en emoción.

Tal fue el caso de una mujer que cuando fue apresada por transportar drogas tenía dos meses de embarazo. Anoche, subió las graderías para encontrarse con su hermana, su mamá y su niño que ahora ya tiene tres años.

El Gobierno chileno calificó al operativo de ayer como el más grande de este tipo que haya realizado en toda su historia. Todo comenzó a las 4:00, cuando los reclusos , que se concentraron en los penales de Alto Hospicio, Pozo Almonte y el Centro de Cumplimiento Penitenciario de Iquique, abordaron simultáneamente los buses contratados.

Al menos medio centenar de medios de comunicación de Bolivia y Chile cubrió la partida. Ante las cámaras, algunos internos se cubrían el rostro, mientras que otros mostraban una tímida sonrisa o dejaban ver sus lágrimas.

Algunos reclusos se despidieron y agradecieron a los funcionarios de las cárceles.

La madrugada estaba fría y, como es poco usual en Iquique, el cielo dejó caer unas cuantas gotas de lluvia justo en el momento del abordaje. “¿Será una despedida?”, dijo un Policía de Chile a un periodista.

Los primeros cuatro buses de la caravana llevaba a las mujeres . A las 5:00 el convoy, fuertemente custodiado, ya se dirigía hacia el paso fronterizo Colchane-Pisiga.

La primera fase del viaje duró cinco horas y media (normalmente demora cuatro). Tras llegar a la frontera, los buses fueron estacionados uno detrás de otro y se realizó el acto de entrega, a cargo del ministro de Justicia de Chile, Teodoro Ribera.

En el acto estuvo el viceministro de Régimen Interior boliviano, Jorge Pérez, entre otros representantes.

Agradeció al vecino país porque gracias al indulto los beneficiarios “tienen una segunda oportunidad de vida. Que el señor nos ilumine a todos y en especial bendiga la vida de los hermanos y hermanas bolivianas que están retornando a su patria. Los queremos, los recibimos de brazos abiertos”.

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