Monday, July 22, 2013

Cobija se convierte en la segunda ciudad más insegura de Bolivia, después de Santa Cruz

Los homicidios y asesinatos se incrementaron en 500% durante el último septenio desde el año 2005; las violaciones y otros delitos contra la integridad de las personas subieron en el 267%; los atracos aumentaron en 287% y el robo de vehículos se disparó en el 1.263%. Todo ello sin contar el recrudecimiento del tráfico de cocaína peruana al Brasil atravesando las calles de Cobija, además de contrabando de madera y oro que tiene desactivado todo control policial dentro la política militarista y paramilitar del nuevo “cacique” de Pando…

© Wilson García Mérida

La capital del departamento de Pando, Cobija, se viene constituyendo en la segunda ciudad más insegura de Bolivia, después de Santa Cruz que encabeza el ranking de inseguridad ciudadana.

Según el Observatorio Nacional de Seguridad Ciudadana (ONSC), organismo estadístico dependiente del Ministerio de Gobierno, Cobija ha registrado en los últimos años el mayor incremento de denuncias sobre hechos delictivos como asesinatos y homicidios, delitos contra las personas en los que se destacan estupros y violaciones, así como delitos contra la propiedad privada dentro los cuales prevalecen atracos y robos de autos, además de contrabando y narcotráfico.

Un estudio realizado por el ONSC estableciendo una relación cronológica de siete gestiones —entre los años 2005 y 2011— muestra la incidencia de delitos denunciados en los nueve departamentos, constatándose que Pando registró un incremento sustancial con relación al resto del país, aun tomando en cuenta que no todos los delitos cometidos son formalmente denunciados en dependencias policiales.

Proporcionalmente en función a la densidad poblacional, Pando representa apenas un promedio del 2% respecto al total de crímenes y delitos cometidos en todo el territorio boliviano; pero el grado de inseguridad ciudadana en este Departamento que ha experimentado un incremento poblacional del 108% según el Censo Nacional del 2012, es el más elevado del país después de Santa Cruz, superando a urbes como Cochabamba, El Alto y La Paz.

“Resulta que en las ciudades de menor población, caso Cobija, es mucho más el nivel de denuncias de hechos delictivos. Éstos se deben a que es una población fronteriza, a que hay insuficiencia de personal y a ciertas conductas de la población que no son preventivas”, explicó el entonces viceministro de Seguridad Ciudadana, Henry Baldelomar, en declaraciones a La Razón el 6 de octubre del 2012.

El diagnóstico del ONSC contenido en el Plan Nacional de Seguridad Ciudadana 2012-2016, señala que en el año 2005 se registraron sólo 6 denuncias de homicidios y asesinatos, en el 2006 un total de 17 casos, 28 denuncias en el 2007, 37 en el 2008, en el 2009 18 casos, 15 denuncias en el 2010, llegando al 2011 a 30 casos de homicidios y asesinatos denunciados, registrándose un incremento del 500% de estos llamados delitos contra la vida denunciados entre los años 2005 y 2011.

Respecto a los delitos contra la integridad de las personas, destacándose entre ellos lesiones graves y leves —además de secuestros, violaciones y abusos sexuales—, en el año 2005 se registraron 63 denuncias, en el 2006 un total de 82 casos, 88 denuncias en el 2007, 117 en el 2008, en el 2009 116 casos, 191 denuncias en el 2010 y un total de 168 casos de agresiones violentas y violaciones denunciadas en el 2011, registrándose un incremento del 267% entre los años 2005 y 2011, dato conservador si se considera que muchos casos —en especial tratándose de delitos sexuales— no son debidamente denunciados, por lo que se teme una incidencia mucho mayor de tales crímenes.

En cuanto a delitos contra la propiedad, principalmente atracos, en el año 2005 se registraron 375 denuncias, en el 2006 un total de 343 casos, 399 denuncias en el 2007, 712 en el 2008, en el 2009 880 casos, 710 denuncias en el 2010 y un total de 1.059 casos de robos y atracos denunciados en el 2011, registrándose un incremento del 282% entre los años 2005 y 2011.

El robo de vehículos es un delito con estadística propia que en Pando tiene una alta incidencia particularmente contra motocicletas que es el principal medio de transporte urbano y rural. En el año 2005 se registraron 120 denuncias, en el 2006 un total de 107 casos, 144 denuncias en el 2007, 240 en el 2008, en el 2009 165 casos, 598 denuncias en el 2010 y un total de 1.516 robos de vehículos denunciados en el 2011, registrándose el astronómico incremento del 1.263% entre los años 2005 y 2011.
Los amigos prontuariados de Juan Ramón Quintana
El cadáver de "Chito" López llegando a Cobija tras ser hallado a orillas del río Tahuamanu ejecutado por el narcotráfico en julio del 2011. López, ex colaborador de Leopoldo Fernández, participó en la masacre de Porvenir disparando contra campesinos del MAS; pero en el 2010 fue incorporado por Quintana en los grupos de choque al servicio de la Gobernación en Pando. | Foto El Día

El cadáver de Esteban “Chito” López llegando a Cobija tras ser hallado a orillas del río Tahuamanu ejecutado por el narcotráfico en julio del 2011. López, ex colaborador de Leopoldo Fernández, participó en la masacre de Porvenir disparando contra campesinos del MAS; pero en el 2010 fue incorporado por Quintana en los grupos de choque al servicio de la Gobernación, en Pando. | Foto El Día

Después de los luctuosos sucesos del 11 de septiembre del 2008 en Porvenir, supuestamente el Gobierno comenzó a ejercer un dominio estatal tomando control absoluto de la capital pandina, Cobija, mediante un “copamiento” político y militar de esta zona fronteriza que hacía presumir un genuino cambio en las relaciones de convivencia tradicionalmente segregacionistas y violentas. No hubo tal cambio.

El principal operador de la gestión estatal para el norte amazónico del país, actual Ministro de la Presidencia, usó sus prerrogativas concentrando un poder personal omnímodo en la región, gestando lealtades políticas basadas en la prebenda y el clientelismo electoral. Para ello, Quintana cooptó y pactó con las mismas fuerzas reaccionarias que habían intentado derrocar al presidente de cuna indígena Evo Morales durante las razzias orientales del 2008, y que en Pando fueron encabezadas por el entonces prefecto Leopoldo Fernández.

Según reiteradas denuncias del senador del MAS Manuel Limachi, el ministro Quintana proscribió del poder local a los representantes indígenas y activistas que habían luchado por el ascenso de Evo Morales, suplantándolos en la estructura partidaria con antiguos operadores de la derecha que, jurando lealtad personal a Quintana, traicionaron al propio Leopoldo Fernández, ahora encarcelado por cargos de genocidio.

“La derecha más reaccionaria de Pando se ha apoderado no sólo de la representación partidaria del MAS sino también de los más altos niveles de decisión en la Gobernación y la Alcaldía”, reclama Limachi al recordar que tanto el Gobernador del Departamento como la Alcaldesa de Cobija —apadrinados por Quintana— ya fueron autoridades oficiales durante los gobiernos derechistas del MNR, MIR y ADN, como aliados del propio Leopoldo Fernández.

El esquema ultra-derechista montado por Quintana en su obsesión de absoluto poder personal y partidista dentro el territorio de Pando, hizo que este ex militar pactara con sicarios antes leales a Leopoldo Fernández, a quienes incorporó como “nuevos” militantes del MAS y premió con cargos decisivos en la administración pública del Departamento, en retribución por ciertos trabajos sucios. Simultáneamente, el nuevo “cacique” profundizó la militarización de varias funciones policiales, desplazando a la Policía Nacional en tareas tales como el control de bosques e interdicción al contrabando de madera y oro, así como en la lucha al narcotráfico, hoy potestades casi exclusivas del llamado Comando Amazónico de las FF.AA.

En este régimen reaccionario que rinde un culto de miedo al nuevo “cacique”, las prácticas corruptas, la criminalidad, la impunidad y la violación a elementales libertades constitucionales se han impuesto bajo el ropaje de un “proceso de cambio” en los hechos inexistente, al menos desde una perspectiva revolucionaria.



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