Monday, April 4, 2016

El bullying lleva a las pandillas a los adolescentes



El bullying es un elemento esencial para que jóvenes y adolescentes se unan a pandillas, pues el objetivo es acceder a un espacio de protección, aseguró el investigador del PIEB Yhonny Mollericona. Las pandillas reclutan más miembros en escuelas.

“Muchos no son intimidados (por pandillas), sino seducidos, y el elemento esencial es el bullying (acoso físico o psicológico de forma repetitiva). Uno se agrupa en la medida que hay violencia, se une para que lo defiendan, la pandilla es eso”, dijo Mollericona en el programa Piedra, papel y tinta, que se emite en alianza entre La Razón y Cadena A.

El investigador del Programa de Investigación Estratégica (PIEB), quien sigue de cerca el problema de la violencia y pandillas, agregó que las unidades educativas son generalmente el espacio en el que estos grupos reclutan a sus miembros, quienes oscilan entre los 12 y 14 años.

Gabriela Reyes, socióloga y criminóloga, señaló en el mismo programa televisivo que los jóvenes y adolescentes también perciben que ser parte de una pandilla “es una forma de marcar un determinado territorio y de demostrar que son algo”.

Según un informe preliminar de la Policía, fechado el 21 de marzo de este año, en el país existen 221 pandillas, una cantidad menor a la de 2013, cuando se contabilizaron 762 grupos. Santa Cruz (69) y Sucre (40) concentran el mayor número.

Mollericona advirtió que en estos colectivos se consume droga y alcohol. También hay peleas, una cultura de violencia y muchas veces se convierte en el espacio donde los más jóvenes tienen su primera relación sexual. Si bien en la actualidad las pandillas son vistas como algo negativo y están estigmatizadas como grupos de criminalidad, el investigador indicó que no todas están dedicadas a la delincuencia.

Acciones. Reyes resaltó la importancia de atender esta problemática, pero no solo desde la sanción o formación técnica al interior de los centros de rehabilitación, sino también en la parte de la inserción laboral. “¿Qué pasa luego de que salen del recinto?, ¿quién les da trabajo? Es una de las causas por las que reinciden, la estigmatización”.

El investigador sugirió crear una articulación interinstitucional para elaborar políticas públicas que sean integrales y que hagan énfasis en la rehabilitación, control y prevención. “Las pandillas son una frustración familiar, social, de la escuela y del Estado. Hay que trabajar en políticas, pero no enfocadas en leyes para pandilleros, porque estaríamos sesgando y discriminando, sino en todos los jóvenes. Actualmente se quiere acabar con las pandillas con una norma que básicamente combate la consecuencia y no la causa”, manifestó.

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