Monday, September 2, 2013

En los penales entra el alcohol con o sin permiso de la Policía

"En todas las cárceles del país sí se cobran seguros de vida, además del derecho de piso", afirma un jefe policial, quien recientemente se desempeñó como gobernador de un penal.

El oficial aceptó dar su testimonio con la condición de mantener en reserva su identidad. Confirmó las denuncias que se ventilan en la opinión pública, respecto a las irregularidades que hay en los recintos penitenciarios del país.

"Sí hay droga. Sí hay alcohol (en las cárceles). Y eso ocurre con o sin el consentimiento del gobernador o del policía", explica.

Y, según este policía, la situación no va a cambiar en el mediano plazo, ya que este mal endémico se viene arrastrando desde la creación misma de los penales.

El oficial menciona que en las cárceles de otros países, tal es el caso Estados Unidos, pese a ser las más controladas existe el tráfico de droga, venta de armas blancas, y como consecuencia la muerte de personas.

En los penales de Bolivia, según el policía, sucede algo similar, pero con la diferencia de que en el país no hay clasificación de los reclusos, la rehabilitación queda sólo en el papel y la reinserción está muy lejos de cumplirse.

"No tenemos nada y queremos cárceles modelo y presos súper tranquilos. Realmente las autoridades están pidiendo peras al olmo", afirma.
SU PARTICIPACIÓN

Este exgobernador de un penal confiesa que los policías son parte de esta cadena, del tráfico de droga y alcohol, pero muchas veces por presión de los delegados de los internos.

"Yo vi de cerca eso", asegura.

Testimonios de varios internos de los penales de Cochabamba confirman las revelaciones de este oficial de Policía. Al menos media docena de reclusos afirmaron que la droga y el alcohol ingresan con ayuda de los custodios. Aprovechan las primeras horas de la madrugada.

"Meten droga y alcohol en cajones de zapatos y en sus chamarras", afirma uno de los internos.

Y este mismo alcohol es comercializado entre los reclusos. Una botella de ron, por ejemplo, que tiene un valor aproximado de 80 bolivianos se vende a 250 en el interior del penal.

Pero si los mismos policías encuentran a los internos en estado de ebriedad, les extorsionan con multas de 500 bolivianos o más, para no emitir una resolución que supone alargar la sentencia seis meses más.

Sin embargo, el director regional de Régimen Penitenciario, Dennis Mejía, afirma que no se ha comprobado que los policías estén involucrados en el tráfico de droga y alcohol. Al contrario, según esta autoridad, son las visitas las que se dan maneras para introducir estas sustancias a los penales.
DIVIDENDOS

El oficial de Policía explica que los dineros que se cobran en el interior del penal son manejados por los delegados, los jefes de cada pabellón o los internos más antiguos.

Ese dinero va para ellos, y otra parte al gobernador de turno, depende de quien sea, que ahora por ley se llama Director del Penal.

En caso de que el gobernador decida no involucrarse en este negocio ilícito (delito), los internos tienen mayores dividendos, siguen los cobros "y es algo que no se puede cortar".

"Hablaba con varios presos cuando estaba de director del penal y ellos me decían el pecado pero no el nombre del pecador. Es decir, se maneja la cultura de miedo. Existe la amenaza de muerte, de apuñalamiento en cualquier momento y lugar", afirma el oficial.

Y los presos prefieren pagar porque están conscientes de que ni el gobernador del penal ni los policías van a protegerles las 24 horas del día. "Además, cuando es de noche, los reclusos mandan en los penales".

Este oficial de Policía confiesa que las requisas y el control mediante listas son sólo shows.
LA DISCIPLINA

En el penal de San Sebastián Varones hay 12 reclusos que se encargan de la disciplina, divididos en dos grupos.

Cada uno de los grupos está compuesto por seis personas, además de un delegado. Se turnan para mantener el orden al interior del recinto penitenciario, desde las siete de la mañana hasta las nueve de la noche.

Los Disciplinas, como se los llama, rinden cuentas a los delegados del penal y castigan a los internos que cometen infracciones, por encontrarse en estado de ebriedad o por las peleas. La sanción puede ser 20 días en una celda de confinamiento, pero se puede negociar y cancelar entre 100 a 400 bolivianos.

Si las faltas son graves, el arreglo según testimonios de varios internos puede concretarse con hasta 20 mil bolivianos.

Para mantener el control del penal, los delegados buscan el apoyo de las diferentes secciones: y a los que se atreven a desafiar les hacen trasladar a otro recinto o les aplican palizas.

La lista para controlar a los internos se toma a las seis y media de la tarde.

"A partir de las siete todos están libres, pueden hacer lo que quieran, los policías casi no ingresan al interior, solo los que custodian la puerta, de vez en cuando", señala el interno.

Durante las noches los internos pueden caminar con libertad en el patio u otro ambiente, debido a que las celdas son abiertas.

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