Saturday, September 7, 2013

Un policía cocina 2 veces por semana para 36 reclusos



Si con 25 reos hasta el lunes 2 de septiembre había limitaciones en el Centro de Custodia de Patacamaya, con la llegada de otros ocho, las necesidades crecieron al punto de que un policía debe cocinar dos días a la semana para alimentar a la población.

“Les dan un tecito a las diez de la mañana y a las dos de la tarde, una sopa, y al final, otro tecito, por eso le traigo a mi esposo comida desde La Paz”, contó la mañana del jueves a La Razón una mujer junto a su hijo, en la puerta del penal. Un policía, de los 11 que custodian el lugar y cuya identidad este diario mantiene en reserva, reveló que los privados de libertad no comieron el sábado 31 de agosto ni el 1 de septiembre.

La proveedora de alimentos no vino esos dos días y, para colmo de males, el portero del lugar, que además es cocinero, se da libre el martes y miércoles. “Por eso tuvo que cocinar uno de los policías como acto de humanidad. Hoy (jueves) llegó el portero y está cocinando, y ahorita (eran las 11.00 de la mañana) les da el desayuno”. Es decir, los 11 policías hacen turnos para dedicarse a la cocina.

Eso pasaba hasta el jueves, cuando la población carcelaria había llegado a 32 reos; hasta el mediodía del viernes ya eran 36. “Hay un presupuesto de alimentación sólo para diez personas, por eso en los próximos días los problemas van a continuar”, prosiguió el policía. La Alcaldía de Patacamaya envía cinco almuerzos para los 11 efectivos policías.

Óscar Mollo, director civil del centro, dijo que es falso que los reclusos no hayan comido tres o cuatro días, que sólo fueron dos y que los encarcelados se sirvieron incluso un ají de fideo, como una alimentación adicional. El prediario de cada reo es de Bs 6,60.

Pero no sólo hay carencia de comida en el reclusorio. “Si un camión viene y empuja este muro, se cae y se escapan todos”, opinó un vecino al observar la vieja pared trasera del alojamiento Boliter, parqueo y extaller de motos, donde hoy está instalado el recinto.

En ese sector existe además una puerta de garaje, apoyada desde adentro por dos troncos de madera no más gruesos que un mango de una picota. En tanto, una de las esquinas de la cárcel tiene una grieta de siete centímetros y está a punto de caerse.

Mollo anunció que la Dirección de Obras Civiles, del Ministerio de Gobierno, ya tiene un proyecto para mejorar la infraestructura y la seguridad, y que se debe esperar; los proyectos no “llegan de la noche a la mañana”.

Sostuvo el jueves que llegaron cuatro reflectores para el centro, pero hasta ayer aún no habían sido instalados. Fuera del penal tampoco hay iluminación y en la Alcaldía esperaban una solicitud. En ese panorama, las últimas noches un preso no pudo dormir aquejado por un dolor de muela y otro sufría convulsiones.

Taller, parqueo y alojamiento

Edificio

La cárcel de Patacamaya fue construida sobre el antiguo alojamiento Boliter, donde además funcionaba un taller de motocicletas y un parqueo de camiones de alto tonelaje. El penal tiene 28 cuartos y está sobre una superficie de una hectárea y media.

Los reos respaldan a Revollo

En una carta escrita a mano, 31 de los 36 reclusos del Centro de Custodia de Patacamaya expresaron su respaldo al capitán Erick Revollo, gobernador del penal, y pidieron que no se lo cambie de destino. “Queremos agradecer, una vez más, haber puesto en claro la verdadera situación del centro y pedimos todos los internos que no se lo cambie”, indica en su parte central la misiva que llegó hasta la redacción de este medio.

Revollo denunció a principios de semana las precarias condiciones en las que los policías deben trabajar en ese centro. Ante ello, el director nacional de Régimen Penitenciario, Ramiro Llanos, sostuvo que debe ser el gobernador quien resuelva los problemas en ese penal. “Ésa es su tarea”, apuntó el martes.

Entre el miércoles y jueves circularon rumores sobre un posible cambio de Revollo, quien, sin embargo, continúa con su labor. El jueves trasladó otros cuatro reclusos al centro de Patacamaya.

Los privados de libertad de este recinto, según la misiva redactada el jueves 5, muestran su agradecimiento a Revollo, por “haber comprendido nuestras necesidades”. En el penal de Patacamaya, a 101 kilómetros de La Paz, había hasta ayer 36 reclusos, todos ellos preventivos, ningún sentenciado. En el centro hay acusados de homicidio, hurto, asesinato, narcotráfico, trata de personas, transporte de combustible, robo agravado y violación.

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